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Era algo irónico, para el rey, el hecho de que una mujer sin clase y educación hubiese llegado tan lejos, al extremo de mantenerse de pie frente a él, en la sala del trono, sin intención alguna de bajar la cabeza ante su presencia

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Era algo irónico, para el rey, el hecho de que una mujer sin clase y educación hubiese llegado tan lejos, al extremo de mantenerse de pie frente a él, en la sala del trono, sin intención alguna de bajar la cabeza ante su presencia. Y era más irónico aún que estuviese dispuesta a contradecir una orden suya, cuando carecía de poder o información que lo hiciera caminar hacia atrás. Pero allí estaba, observándolo con ojos azules furibundos que no traían nada más que maldad.

El rey la vio alisarse el vestido y descansar sus manos sobre su vientre para, después, dar una reverencia de respeto. El fingido cariño que le tenía era evidente, pero al menos sabía que no podía prescindir del respeto en los saludos hacia su Majestad. Eso era lo único que mantenía vigente en sus acciones.

—He venido a platicar con usted, su Majestad —profirió con cautela, a pesar del odio que sentía en su interior por lo ocurrido con su esposo.

El rey se quedó sin responder a su petición por unos momentos, pues disfrutaba del efecto de sus acciones. Aquella mujer no había tardado en ir a verlo después de escuchar sobre las decisiones que había tomado y eso le daba el triunfo por sobre sus deseos. Al menos, en ese instante, había logrado desestabilizar su orgullosa alma, haciéndola caer en su propio plan. Sonrió con satisfacción y giró en dirección de su esposa, quien se hallaba de pie a un lado suyo. Le ordenó que se retirara y lo dejara a solas con su enemiga, pues deseaba tener privacidad en aquel asunto. La mujer no se resistió a su deseo y se retiró junto con sus criadas por una de las puertas laterales de la sala, perdiéndose de la vista de los presentes en cuestión de segundos.

Los escribas y sirvientes que se hallaban en el interior también abandonaron la sala, sintiéndose sobrantes de una reunión que se había pospuesto durante mucho tiempo sin razón alguna.

Cuando el silencio cubrió el pesado ambiente y ningún otro sirviente se interpuso entre ellos, la revelación de sus verdaderas personalidades se dio sin contratiempo, jurando, de manera silenciosa, ser sinceros en todo lo que habían deseado hasta el momento.

—Me preguntaba por qué estaba tardando tanto, señora Kim —dijo con burla el rey Jung, totalmente divertido por la situación—. Pensé que pegaría un grito en el cielo cuando se enterase de mi orden.

El rostro de la mujer cambió. Ya no era furia la que transmitía, ni siquiera se sintió ofendida por lo acontecido. Simplemente se calmó y se preparó mentalmente para no caer en las provocaciones del alfa. Las amenazas llegarían, claro estaba, pero prefería sentirse más calmada antes de decirlas.

—Lo que usted ha hecho en contra de mi esposo es una injusticia total —comentó—. ¿Paga su sacrificio en el campo de batalla con un destierro a las fronteras? ¿Es así como recompensa a sus soldados más hábiles?

Minseok empezó a reír.

—¿Tan preocupada se encuentra por un hombre que no ama ni desea? —cuestionó, totalmente divertido—. No me diga, señora Kim, que guarda cariño por él cuando está claro que se casó solo para tener una posición en la nobleza.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2024 ⏰

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