Adiós

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Mierda...
Noto en mis dedos la sangre brotando del cuello. Por mis venas el veneno va destrozándome, cambiándome. Quema todo a su paso y noto como muere cada célula de mi cuerpo.

Muero hostia...Me estoy muriendo de verdad.

¡Arg! Como odio no haber corrido más, como me frustran mis pulmones por no haber aguantado.
El miedo hace que el corazón me lata muchísimo, mejor, así me voy antes.
La veo ahí de pie, sonriéndome mientras se lame de los dedos lo que queda de mi sangre. Que bonita amistad... mira que me dijo mi madre. "Esa chica no es trigo limpio" jope mamá, que razón tienes.
¡Ay! Lo mal que lo vas a pasar, joder y papá también. Encima ahora me queman los ojos al llorar.

Casi no puedo respirar, mi cuerpo empieza a convulsionar este es mi final...mierda.

Oigo, lo oigo todo que coñ*, esto no es posible

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Oigo, lo oigo todo que coñ*, esto no es posible. Los olores me taladran, y lo que veo me deja sin aire. ¡Oh! espera, pero si no respiro.

Me levanto de un salto y no se como es posible pero veo a través del balcón del primero del edificio que tengo enfrente. Una señora que ve la televisión se me queda mirando y yo la saludo antes de volver a caer.

Una vez en el suelo oigo la voz de la asquerosa que me ha mordido.

- Ahora eres como yo, vampirita.

- Joder, no.

Microrrelatos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora