Querido y odiado Aris.

Capítulo 1.

El primer día de verano en Maui, bueno, allí era verano todos los días del año.

Al fin acababan las clases para Alana, se había esforzado mucho durante todo el curso para aprobarlas todas y que su papá, el Señor Malú, le dejase ese verano libre sin trabajar en el hotel como en los años anteriores.

Aunque no hacía que Alana trabajase muy duro, ella era el ojito derecho de papá.

El Señor Malú era muy conocido en la isla Hawaiana de Maui, por su grande cadena de hoteles de gran calidad.

También por su generosidad y su gran carisma.

Malú, más bien, a quién tenía machado era a su hijo Kai. Ya era mayor, y sabía que podría aguantar lo que le echasen.

Malú quería hacer madurar de una vez a su hijo, y que dejase de hacer lo que le gustaba.

A Kai, el hermano de nuestra protagonista Alana, le encantaba hacer surf, y quería que alguna empresa importante le representase en los torneos, como por ejemplo Rip Curl, o alguna así.

Aunque su padre no depositaba muchas esperanzas en él al parecer.

-Kai, no entres dentro con la tabla.- Alana estaba sentada en el sofá comiendo un poco de sandía exportada de fuera, pero cuando vio a su hermano intentando colar dentro de la casa la tabla saltó como un gato cuando ve a un perro.

-O, venga, enrrollate un poco.- le enseñó la lengua yendose a su habitación con la tabla, y dejando por el suelo un rastro de arena.

Ella no entendía por qué papá era tan duro con Kai, si no hacía nada malo, solo lo que le apacionaba. Ni tampoco entendía por qué le metía prisa por que encontrase algo para estudiar e irse fuera de Hawai.

Kai ya hacía lo que le gustaba, y aún mejor, no tenía que mudarse a ninguna parte para hacerlo.

Tan solo tiene veinte años. Es normal que tampoco sepa qué estudiar.

Dedica el 100% a su hobbie.

Alana al ver a su hermano se preguntaba a si misma qué estudiaría en el futuro. Tan solo le quedaba el próximo año para saberlo.

Tenía tan solo diesiciete años, y ya debía saber qué sería de mayor.