Capítulo 14.

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"Siempre me pregunté cómo alguien podía tener el poder de subirte y bajarte el ánimo con tan solo un pestañeo de ojos. Querido y odiado Aris, tengo por seguro que una parte de mí me dice que estar juntos es el peor error, pero es el error más bueno que he cometido jamás."



Alana echó un vistazo atrás y luego miró la palma de la mano de Aris agarrandola. 


-Lo siento, papá.- susurró a sus adentros.


Aris agarró la mano de Alana con fuerza pero no tanta como para hacerla daño. 


Corrieron alejandose de la casa para no ser vistos.


Corrieron hacía abajo.


Dos calles, tres. 


Alana no sabía a dónde iba, ¿Lo sabría Aris? ¿O tan solo era un mentira más para estar con ella esa noche? 


La mentira ya formaba una verdad en su mente. 



Aris y Alana iban con una sonrisa de oreja a oreja, como si todos los problemas se hubiesen esfumado. 


Alana no fue consciente de su torpeza, por dejarse la ventana abierta y ni si quiera dejar una nota, al menos, diciendo que se iba con Pikake a dar un paseo. 


Siempre creyó que no mentiría en su vida porque era algo amoral, pero ella ya no era tan ella.



Comenzaron a sumergerse por la parte campestre de la ciudad, subiendo por pequeñas montañas que Alana no reconocía, hasta llegar a la cima de una que sí que le sonaba. Aquel monte era en el que estuvieron hace mucho tiempo, Aris la llevó allí extrañamente el día de la fiesta de bienvenida. 


En esa fiesta también la armó. En cada fiesta parecía que le gustaba destacar.



-¿Te suena?- sonrió.


-Sí.- miró las vistas alucinada. No recordaba que tan bello era el lugar. 


-¿Te acuerdas cuando te traje?- se sentó en el suelo arenoso.



Se puso algo roja. 


-Me lo tomaré como un sí.- su voz era suave. A Alana se le hacía extraño, él solía ser brusco y maleducado a todas horas. -Te traje aquí porque el sitio me gusta claro está... Pero todo estaba preparado.- Parecía no tener valor.


-¿Preparado?- se llevó la mano a la cabeza, notando la cicatriz curada que se hizo hace un par de semanas por culpa de Aris cuando la empujó sin darse cuenta y ella se golpeó fuertemente contra la puerta.

Querido y odiado Aris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora