Alicent V

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◇ Capítulo ubicado entre Rhaenyra V y Las tres cabezas del dragón.

Espero que les guste! advertencia: menciones de sangre.


Existió una época, muchos años atrás, en la que las cutículas de Alicent solían permanecer perfectamente sanas. Lo que era conveniente, dado a los hermosos y pulcros vestidos blancos que solía usar. Claro, esto sucedió cuando aún vivía en la Torre Alta, en Oldtown, con su madre y la familia de su padre.

Antes de que el Extraño tomará a su madre y Alicent tuviera que mudarse a la capital. Antes de los vestidos azul cielo, antes de las princesas rebeldes, antes de los niños y los susurros de la corte.

Una vida atrás. Piensa Alicent, viendo con lastima como la sangre se derrama por sus dedos hasta su vestido. Las gotas del liquido carmesí se confunden en la tela negra que cubre su vientre hinchado, ella rápidamente mueve sus manos para que la sangre no caiga sobre los delicados detalles verdes de su vestido.

“Alicent.” Suspira su padre, sentado en su escritorio. “¿Por qué he visto hoy a Rhaenyra paseando por los jardines con las hijas de Laena Velaryon?”

La voz del hombre envía un estremecimiento por su cansada columna vertebral. Suena tan severo y frío como siempre, pero ella puede distinguir una siniestra curiosidad.

“Son sus hermanas padre–”

“Medias, medias hermanas, Alicent.” La corrige severamente.

“Baela y Rhaena son tan hijas del rey como Rhaenyra, padre, y si mi esposa quiere tener una relación con ellas o con su hermano, yo no puedo evitarlo.”

“La princesa no se había interesado en sus hermanos hasta hace una luna.”

A pesar de todo el respeto (y temor) que Alicent siente por su padre, se arma de valor para detenerlo. Ella le había dado vía libre para que él opinara sobre como las cosas debían y no ser en su matrimonio desde el primer momento, y ahora esta lista para detenerlo finalmente.

“Si esto es sobre mi desacuerdo con Rhaenyra de nuevo, padre–”

“No es sobre tu matrimonio, es sobre tus hijos, Alicent. Ambos sabemos que tu esposa tiene cierta inclinación por ser influenciada, y esta nueva amistad con Laena Velaryon no me agrada en lo absoluto.” El rostro de su padre es frío mientras habla, la decepción brilla en sus ojos, Alicent aparta la mirada incapaz de soportarlo. “Corlys Velaryon ciertamente ya ha sugerido al rey cambiar la sucesión.”

Un escalofrío la recorre, ella no esperaba que la Serpiente Marina quisiera reclamar el trono tan pronto.

“¿Y que ha dicho el rey?” La mirada de su padre se ablanda y por un segundo su rostro se vuelve cariñoso, antes de volver a su expresión estoica nuevamente.

“Lo ha descartado, por supuesto. Eso no quita que Corlys lo siga intentando. Entonces, Alicent, necesito saber que te encargaras de hacer que Rhaenyra vuelva a tu lado y el de tus hijos antes que sea Laena quien la convenza a ella de abdicar. ¿O acaso no quieres que tu hijo sea rey?”

La mención de Aegon la obliga a ponerse en guardia instantáneamente. Un sentimiento cálido la recorre al pensar en su dulce niño.

“¿Qué madre no lo haría?” Pregunta mientras se pone de pie con gran dificultad y comienza a dirigirse a la puerta, lista para despedirse y terminar la noche.

“¿Por qué la princesa pasa tanto tiempo con Sir Harwin Strong? ¿Te lo has preguntado?”

La voz de su padre suena fuerte y casi oscura. Alicent se detiene de inmediato.

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