4

932 111 26
                                    

—¿A qué te refieres? —pregunté, confundida y nerviosa al mismo tiempo.

No cualquiera acusaría a una chica de ver porno si no pensara mal de ella...

—Veo que no te acuerdas de lo que pasó a noche —Se llevó una mano a su mentón.

Sus ojos se entre cerraron con picardía y una sonrisa de lado se formó en su rostro.

Me estaba asustando.

¿La cagué anoche?

—Te me lanzaste encima como una loca, ¿qué esperas que piense de ti? —habló, llevando ambas manos a su cintura—. Mínimo que ves mucha porno.

Mis mejillas estaban calientes, me sentí avergonzada y decepcionada de mí misma por haberme dejado llevar por el alcohol, no debí haber tomado ni un sorbo, sus palabras me hicieron sentir extraña, que yo era la mala influencia.

Trágame tierra.

No sabía como responderle, todavía no recordaba bien lo que había sucedido en mi habitación, pero como lo dijo seguro yo inicié algo...

—O tal vez eres una puta —añadió.

Un estruendo sonó, mi mano se había plantado en su mejilla dándole así una cachetada que nos inundó en un silencio incómodo, tanta fue la fuerza que le había volteado el rostro levemente.

Había reaccionado sin pensar.

Me sentí sucia por como me había llamado, eso me puso furiosa, él no me conocía para andar insultándome. Lo miré, no pareció importarle que lo haya golpeado, más bien soltó una pequeña risa burlona.

—¿Qué coño sabes tú de mí? ¡Nada! —exclamé exasperada.

La impotencia inundaba mis sentidos, no pensé que Jake sería tan estúpido, un ser sin empatía, después de todo no lo conocía.

No tenía idea de qué clase de persona era, solo supuse que se trataba de un buen chico, pero como tal seguía siendo un desconocido para mí, no sabía nada de su pasado ni de con cuántas chicas había estado.

Nada.

Le cerré la puerta en la cara, sin esperar respuestas.

Aún así, que idiota fue. ¿Y ese ser me atraía? Debía estar bien pendeja para que me gustara un tipo como él. No se ha dado el tiempo de conocerme y ya va a suponer cosas horribles de mí, gracias a eso empecé a pensar que él era una mala persona.

O sea, tampoco es que yo fuera una santa, ya que siempre me imaginaba escenas indebidas con muchos chicos. Pero una cosa es la imaginación y otra es llevarlo a la realidad, lo cual no pensaba hacer.

No me andaba metiendo con varios hombres al mismo tiempo, tampoco trabajaba como prostituta, sin ofender a esas chicas que algunas lo hacen para obtener el pan de cada día , pero me sentí muy insultada.

No quise saber más nada del mundo, me encerré en mi habitación junto a Zeus. Y en cuanto el reloj marcó las nueve caí en un profundo sueño luego de haber pasado la rabia que cargaba encima.

(...)

Me desperté gracias a la alarma de mi celular, con lentitud me restregué los ojos, los sentía super pesados y el sueño todavía no abandonaba mi cuerpo.

Me estiré y en cuanto logré enfocar mi visión, vi la hora.

7:00am.

¿En qué momento había puesto la alarma? No recordaba haberla activado... Me percaté que tenía una gran cantidad de mensajes.

El sexy chico del café [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora