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Muy rico y todo pero, ¡se vino dentro de mí!

Los nervios estaban a flor de piel y un sentimiento de opresión me carcomía el pecho, sentía una culpa inmensa por haberme dejado llevar por la calentura del momento, he de admitir que estuvo genial para ser mi primera vez, pero en mis planes de vida no estaba un embarazo no deseado por un estúpido descuido.

Jamás pensé que me pasaría algo así, la había cagado completamente, mi madre estaría decepcionada de mí si le daba un nieto de un desconocido y mi cabeza estaba por explotar de tantos malos pensamientos, imaginando lo peor.

Miré a Jake y se notaba tranquilo, reposando a mi lado luego de haber expulsado todo su estrés en mí.

—¿Estás demente? —inquirí exasperada.

Ya nada me importaba, solo no arruinar mi vida.

—Puedes comprar una pastilla del día después, yo te doy el dinero —comentó sin notarse para nada preocupado.

Le dediqué una mirada fulminante que irradiaba toda la ira y desesperación que estaba sintiendo en esa situación de crisis, estaba nerviosa, en pánico y no sabía qué hacer, el muy descarado no demostró ni un poquito de empatía con nuestro problema.

¿Acaso no sabía las consecuencias de esa pastilla? Mi periodo que era más regular que mi vida, lo podía alterar de una manera brutal que hasta me haría pensar que de verdad estaba embarazada.

—Eres un imbécil —Empecé a recoger mis cosas y vestirme.

Me sentía terrible, pero era por la preocupación, o sea; no me arrepentía de haber perdido la virginidad con él, al contrario fue una experiencia maravillosa, y hubiese sido perfecta si se hubiese aguantado ese semen.

Idiota.

—Si, si, tú eras la que me quería coger desde que me conoció —agregó con el pantalón en la mano y poniéndoselo.

Tenía toda la razón.

—Cállate, debo ver como resuelvo el gran problema en que me metiste por no escucharme —insinué sin una pizca de delicadeza.

Estaba enojada con él, me esperaba que fuera un poco más caballeroso y responsable pero me di cuenta que a él no le importaba con tal de pasar un buen rato, sin saber a cuántas otras chicas le había hecho lo mismo, o si tenía algún hijo regado por ahí.

—Te dije que compres la pastilla —recalcó.

—¡Me va a traer más problemas! —exclamé a punto de abrir la puerta e irme.

Él estaba cerca de mí, ya estábamos vestidos, no parecía importarle mucho lo que yo sentía, más bien tenía una expresión de fastidio.

En cambio, yo estaba que lloraba, nada más me contuve por la rabia que sentí al verlo actuar de una manera tan indiferente con un tema serio e importante como lo que era traer una nueva vida al mundo.

—Por Dios, Camila, por lo menos te quitará un enorme problema —Hizo énfasis en la palabra "enorme".

Suspiré.

No quería gritarle por mi desesperación, tenía que aceptar eso, aceptar el hecho de descontrolar mi periodo solo para tener la posibilidad de no quedar embarazada. Por mi mente estaban pasando muchas cosas, sobre todo que yo era una pendeja, una fácil y cualquiera por dejarme coger sin protección.

Tenía que haberle insistido.

Pero como mi cuerpo y mi calentura pudo más que mi razonamiento, la había cagado por completo. Estaba pidiéndole mil disculpas a Dios por lo que había hecho, estaba muy joven para tener hijos, tampoco quería ser mamá soltera porque era obvio que el comportamiento de Jake me decía "no me haré cargo".

El sexy chico del café [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora