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El día estaba transcurriendo con normalidad y me había llegado un mensaje de la persona que me hacía sentir mariposas, entre otros sentimientos encontrados, Jake. Me pedía que nos viéramos en el café para hablar, ese día estaría libre.

Estaba sospechando en que July habló con él y lo obligó a contactarme, porque no creía que él fuera capaz de hacerlo por su cuenta, aunque ya antes había demostrado signos de bipolaridad, de todas formas sí tenía que hablar con él para aclarar las cosas.

En primer lugar.

¿Qué éramos?

Ojalá novios, o una pareja estable, pero para llegar a eso teníamos que conocernos mejor y después de lo sucedido no creí que él quisiera seguir teniendo una amistad conmigo.

Camila, recuerda tus palabras.

«Solo me lo cogeré y ya»

Eso fue lo que me propuse, haberlo logrado rápido era algo que me atormentaba, o sea; sí estaba feliz y me alegraba haber conseguido mi objetivo con él, pero en el fondo de mi corazón quería más que solo una noche.

Me arreglé de manera sencilla, un pantalón corto junto a una camisa ajustada porque estábamos en una época calurosa, el verano se acercaba, el sol se sentía cada vez más cerca de la tierra, era agobiante y yo que sudaba al instante, con solo caminar unas cuadras ya estaba empapada.

Salí de mi casa, observando el cielo que no tenía ni una sola nube, estaba tan ardiente la estrella gigante que casi me excitaba, siendo sarcástica. Me puse a plantear en cómo reaccionar cuando viera al chico con el que perdí la virginidad, no sabía cómo actuar luego de haber tenido tal momento íntimo.

La escena venía a mi cabeza momentáneamente y solo podía sentir mis mejillas arder al recordarlo, sin dudas una noche inolvidable en muchos sentidos. Pero por culpa de ello tenía que ir la próxima semana a hacerme una prueba de embarazo, cosa que jamás pensé que me haría sino hasta que estuviera casada.

Es que Camila siempre se encapricha con cualquiera que le parezca atractivo.

Recordar el pene erecto de Jake me hacía babear y querer probarlo de nuevo. Golpeé mis mejillas para alejar los pensamientos impuros, se suponía que estaba enojada con él por venirse dentro, no podía perdonarlo así de sencillo.

Aunque, conociéndome, con que se quitara la camisa ya yo estaría rendida a sus pies de nuevo...

Qué sumisa era.

Una estúpida.

Llegué a la cafetería mientras hablaba conmigo misma, de manera interna claro, tampoco estaba tan desquiciada como para hablarme en voz alta mientras la gente me miraba. O sea; no.

Abrí la puerta, la campana sonó pero nadie prestó atención a quién había llegado.

Intenté buscar a Jake con la mirada, estaba sentado en una mesa al final, el lugar estaba lleno de gente por lo que había mucho ruido y los empleados estaban de un lado a otro, se notaban ajetreados por el bullicio.

Di unos cuantos pasos hasta quedar frente a él, lo saludé con la mano, nerviosa e intentando no mirarlo directamente a los ojos, mucho contacto visual solo me avergonzaría más de lo que ya estaba.

—Toma asiento —alegó, haciendo un ademán con su mano.

Hice lo que me pidió, tampoco planeaba quedarme parada, solo que estaba encontrando qué palabras decirle.

—Eh...

Nada. No salía nada.

Todo lo que quería salir de mi boca se enredaba, lo sabía, perdí la valentía que tenía momentos atrás, me sentía incomoda y expuesta ante él, sobre todo porque me había visto sin ropa.

El sexy chico del café [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora