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Y ahí estábamos los tres, sentados en la sala inundados de un incómodo silencio por mi parte. La saliva pasaba por mi garganta como si fuera a ahogarme en cualquier momento.

Todavía no podía creer que Jake había dicho que era su novia ante mi hermanito, sin importar la situación, lo aceptó, eso quería decir que había la posibilidad de que sintiera algo por mí, por más pequeño que fuera, me quería a su lado, que yo fuera suya.

—Y bien, dices que te llamas Jake ¿No? ¿Como el perro de hora de aventura? —insinuó Fabián.

Jake frunció el ceño obviamente confundido y sin entender lo que le había querido decir. Por un momento pensé lo peor. La boca del castaño se tensó, era claro que le molestó el comentario, tal vez porque mencionó la palabra "perro".

—¿Qué estás insinuando? No entiendo lo que quieres decir —expresó Jake cruzado de brazos, indiferente.

Mierda.

Si esos dos se peleaban yo no sabría qué hacer. Lo menos que quería era que se llevarán mal, pero el comportamiento de Fabián me parecía impredecible, recién lo conocía de hace un día.

—¿No conoces ese programa? Fue una caricatura bastante famosa en sus tiempos. Pero tranquilo viejo, no intentaba ofenderte, más bien, siéntelo como un halago —dictaminó el rubio dándole una leve palmada en el hombro.

—Fabián, ¿puedes ir al cuarto un rato? —le pedí entre dientes.

Él negó con ambas manos, de manera desafiante y con una curva maliciosa en su sonrisa. Me estaba molestando, claro que sí, al final eso de que me había ayudado con mi crush seguro escondía otras intenciones.

—No seas así, tampoco me trates como a un niño —refutó negando—. ¿Por qué no hacemos algo que nos divierta a los tres?

Lo miré expectante, no sabía lo que tramaba, tampoco tenía planes en saberlo porque por muy poco que lo conociera, sabía que todo en él iba más allá de lo normal, era un chico manipulador, egocéntrico y creído. Cabía mencionar que adoraba ser el centro de atención, cosa que me molestaba mucho.

Todos éramos iguales, no había necesidad de querer ser superior a otros.

—Necesito hablar a solas con Jake de un tema importante ¿Será que puedes al menos darnos unos minutos? —mascullé intentando no verme rogante.

Casi que me obligaba a ponerme de rodillas ante él. Pero no le iba a dar el gusto de humillarme porque eso era lo que querían sus ojos.

—Que aguafiestas eres, Camila. Pero vale, lo haré solo porque Jake me cae bien, no por ti —resopló levantándose del sofá.

El antes nombrado abrió los ojos boquiabierto, de verdad, era un completo show el que nos estaba dando Fabián con su actuar. Un comportamiento peculiar se podría decir.

—Gracias... —murmuró Jake con duda.

Fabián caminó rumbo a la habitación. Suspiré en cuanto Jake y yo logramos quedar solos, no sin antes asegurarme de que el menor no estuviera espiando como el chismoso que parecía ser.

—No sabes el sufrimiento interno que me está causando ese chico —susurré por si acaso.

Mi rostro debía estar lleno de preocupación por los días que me faltaban compartir con mi nuevo hermano. A penas llevaba uno y ya no quería volver a verlo jamás.

—Ya me doy cuenta, es un poco extraño. Digo, la confianza que crea con los desconocidos es... Incómoda, desde mi punto de vista —proclamó con la mano en la mandíbula.

El sexy chico del café [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora