¿Cómo sigues adelante cuando el dolor te consume y la culpa te ahoga?
Clara Clark vive atrapada en un abismo de sufrimiento y dudas. Un accidente del pasado, que no causó ella pero no puede demostrar, ha marcado su vida de manera irreversible. La cu...
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Narrador omnisciente
La madrugada cayó tan rápido que los Clark apenas y se habían dado cuenta, sumidos en un profundo sueño apenas sintieron cuando una presencia entró en su habitación.
Alec y Érica se levantaron de golpe con la vista fija de esa persona que los había invadido de repente, el terror los invadió al ver a la persona que llevaba cinco años desaparecida.
—Finalmente acabara tu reinado, Érica Clark— habla con voz rasposa la persona misteriosa—. Hoy me quedare con todo lo que te pertenece.
—¿Qué haces aquí?— cuestiona la señora Clark en un ligero susurro—. Lárgate o llamare a la policía, tienes prohibido acercarte a mi o a mi familia.
—Muy tarde— apuntó su arma contra Érica—. Se acabó, todo lo tuyo va a ser mío, me quitaste lo que más amaba y ahora es mi turno quitarte todo lo que amas.
—Lárgate de mi casa— bramó Alec protegiendo a su esposa y tratando de calmar la situación—. ¿Qué haces con eso? No sabes ni usar un arma, bájala y no hagas ninguna tontería.
Todos en esa habitación respiraban con dificultad, subestimar es malo y más cuando alguien tiene un arma.
Tres segundos pasaron y el detono de un arma retumbó en la habitación dejando a Alec inerte junto a su esposa, aquella persona enmascarada había disparado, le había disparado al señor Clark al mismo dueño de gran parte de Alemania.
—Es triste, Alec— susurró entre dientes—. Pero si no fuiste mío no serás de nadie más.
—¡¿Q-Que hiciste?!— gritó en un susurro la señora Clark siendo consciente de que sus hijos estaban en la habitación de al lado—. ¿Qué mierda te sucede? Estas tan mal de la cabeza que ya no puedes ni pensar de manera coherente.
Érica revisó el pulso de su esposo y comenzó a llorar.
—Las dos perdimos mucho por él— señaló el cuerpo de Alec sin vida—. Te hice un favor, en el futuro me lo agradecerás.
Soltando esas frías palabras esa persona salió de la habitación dejando un vacío profundo en el lugar, huyendo porque sabía que la cárcel sería una barrera para lograr su plan.
Cuando llegó al centro de la casa dejó o caer un mechero sin compasión al suelo prendiendo así todo el lugar.
Érica logró llegar a la habitación de sus hijos, pero no encontró a ninguno dentro, corrió a la cocina con la fe en la garganta, pero al igual que las habitaciones, todo estaba vacío y en llamas.
Desesperada por no saber dónde estaban sus hijos y con el dolor de ver a su esposo muerto, la señora Clark había comenzado a respirar con dificultad, el humo la estaba ahogando.
Por el rabillo del ojo logro encontrar una ventana a la señora Violet con su hija en el jardín de la casa. Camino como pudo y llegó hasta allí y vio a su pequeña inconsciente también.