El castaño estaba haciendo la tarea tranquilamente en la biblioteca esperando sus clases de la tarde, están concentrado en la música de sus audífonos hasta que cierto peli-negro se desplomó en el asiento del lado y soltó unos leves quejidos tratando de llamar la atención del chico a su lado el cual parando su música y pasando sus audífonos de su cabeza a su cuello y recostándose sobre uno de sus brazos saco una cosa de detrás de la oreja del peli-negro y hablo ofreciéndole el objeto.
—¿Una moneda por tus pensamientos?—cuestiono con una pequeña sonrisa mientras ponía dicho objeto ante los ojos azules del contrario.
—¿Estás libre este sábado?,—pregunto viéndolo a los ojos y recibiendo la moneda.
—Si, pero eso no es lo que te pasa,—hablo acercándose para abrazarlo de costado—sabes que podes decirme si algo te pasa ¿no?,—le cuestiono acercándolo hacía si mismo.
—No es nada, solo no sabía a dónde llevarte—dijo algo deprimido por esa confesión mientras ocultaba su rostro, el castaño tomo su mentón y lo hizo mirarlo.
—Helen, para mí cualquier lugar estará bien siempre y cuando esté con vos,—dijo para luego besar su frente—ahora que aclaramos esto abrí tus cuadernos, yo tengo que terminar unas tareas y me parece que vos también y que necesitas un poquito de ayuda.
—¡Y-yo e-eso no es verdad!—tartamudeo mirando al castaño sorprendido.
—¿Seguro?,—ante dicha pregunta el peli-negro asintió volteando a ver hacía el otro lado—bueno entonces te dejo voy a volver a escuchar música.
—E-espera, me serviría un poquito de ayuda—acepto avergonzado, ante esto el heterocromatico solo atino a sonreír, este último término a los minutos con sus tareas y ayudo al otro en todo lo que pudo y este necesito, mientras hacían esto acordaron que el castaño pasaría por el e irían al lugar de la cita, cuando le quedaron cinco minutos para que empezará su próxima clase se despidió del menor con un beso en la frente dejando al oji-azul rojo cual tomate maduro.
