En el reino de los cielos, Heliel, el más luminoso de los ángeles, fue ungido por el Creador como el principal comandante de las huestes celestiales y de la guardia real que custodia el trono. Entre todos sus hermanos él era la viva imagen de la perfección, no solo por ser el más bello sino sabio, pues era el que más conocimiento tenía de los misterios profundos de Dios. Vestía una armadura de oro puro con encajes de piedras preciosas. Heliel dejo que su corazón se envaneciera con la gran admiración de los demás ángeles hacia él y su gran belleza. Un día cegado por la soberbia, descendió a los jardines del Edén, oculto entre las sombras de los árboles observaba al hombre con una mirada de desprecio. ¿Cómo es posible que un ser hecho de barro inferior en fuerza y poder, haya sido coronado como rey de la creación? Esta injusticia según él, era un insulto a su propia grandeza. Heliel caminó hacia el río y allí se dispuso a observar su propio reflejo en las aguas cristalinas como un espejo, pero el reflejo no le devolvió la imagen de su ser exterior sino de su interior. Vio a un ser malvado, su hermosa cabellera dorada se había tornado blanca como la nieve, su rostro antes varonil se avía convertido en uno no binario, una mezcla entre masculino y femenino. Vestido con una gabardina oscura que deja al descubierto su torso desnudo, también llevaba puesto algunas placas de metal de una armadura demoniaca, lucia como un auténtico señor de las tinieblas. Heliel trazó una lenta caricia sobre su rostro, deteniéndose en cada curva como si esculpiera una obra maestra. Sus labios se curvaron en una sonrisa lasciva, y con un suspiro de placer dijo.
_¡Oh tú, Perfección divina! _ lanzo un beso a su reflejo y añadió _ soy el más grande de todos los ángeles, la cúspide de la creación y la imagen viva de la perfección y sabiduría _ Heliel extiende su puño al cielo en un acto de insurgencia, alza su voz con rebeldía y ambición desmedida _ Así que subiré al cielo en lo alto junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo.
Cegado por su propio orgullo, Heliel olvidó un simple hecho: Dios no comparte su trono ni su gloria con nadie, él ansiaba más que un simple asiento a su lado, anhelaba la corona. Y así con la sutileza de una serpiente y con arrogancia, comenzó a sembrar la discordia entre sus hermanos, pintando un cuadro de un Dios tirano y déspota.
_Dios es un tirano cruel que nos ha encadenado con sus leyes, pero yo les ofrezco las llaves de su liberación. Imaginen un mundo donde ustedes sean libres de explorar todos los límites de su existencia, un mundo donde no exista el miedo ni la sumisión. Únanse a mí y juntos crearemos un nuevo orden en donde yo los guiaré hacia un futuro glorioso.
De esta y muchas maneras hablaba Heliel, como un gusano en un fruto corrompía desde dentro, susurraba mentiras en los oídos de sus hermanos. Con palabras dulces y promesas seductoras los envolvía en una red de engaños. Cegados por la ambición y la promesa de una libertad ilusoria, Ignoraban voluntariamente que Dios no solo observaba lo más profundo de sus corrompidos corazones, sino que por su infinito poder ya sabía de ante mano todo lo que ocurriría, pues el tiempo y espacio son conceptos que no habitan en su Divinidad.
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Guerra De Espiritus/Génesis
FantasyEsta historia narra el nacimiento de un mundo maravilloso y perfecto, pero en un fatídico momento cayó bajo maldición, desgracia y el dominio de las tinieblas. Ahora una guerra se libera en los cielos por el destino del mundo y un plan de redención...