VII

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Percy cayó al suelo, al igual que en las últimas dos ocasiones el chico se sentía bastante mareado, ya estaba empezando a odiar todos aquellos viajes. — No se muevan — dijo un hombre, Percy intentó abrir los ojos, pero la luz del sol lo cegó obligando a que tuviera que cerrar los ojos, se intentó poner de pie pero fue golpeado para regresar al suelo.

— Vayan a notificarle al Rey que han llegado los últimos — dijo la voz. Tan pronto pudo abrir los ojos Percy se percató que sus dos compañeras estaban siendo sujetadas por dos hombres cada una, aunque ellas parecían igual de confundidas que él.

— Vamos a llevarlos al barco — rugió el hombre más cercano a Percy, el chico decidió no oponer resistencia hasta que logrará llegar a un lugar seguro, donde también pudiera recuperarse de todo lo que pasó.

El chico caminó en silencio observando todo lo que había a su alrededor, intentando encontrar algo que le indicará en donde estaban, — ¿Están bien? — murmuró Percy, a la hija de Zeus, quien se mantenía al frente del grupo, ella solo asintió.

El chico logró ver una ciudad muy cerca de donde se dirigían, pero los chicos no entraron a la ciudad los llevaron hasta el muelle donde los encadenaron en el interior de un barco.

— Iré por los demás — dijo uno de los hombres dejando a los chicos a solas, Percy de inmediato se puso de pie intentando romper las ataduras.

— Yo en tu lugar no haría eso — dijo Cronos apareciendo frente a los tres chicos, — Me ha sorprendido ver que han llegado hasta aquí, pero si quieren encontrar la siguiente parte deberán de continuar su viaje en este barco.

— ¿Y por qué no nos explicas todo de una vez? — espetó Bianca viendo molesto al Primordial.

— ¿Y quitarle toda la diversión? — exclamó Cronos tranquilamente, sin inmutarse de las miradas furiosas que le lanzaban los tres chicos.

— Al menos nos debes de dar alguna pista — dijo Percy sin poder ocultar su desesperación, aunque el Primordial no dejaba de reír.

— Es algo bastante sencillo, la siguiente pieza la encontrarán en el cuello de la bestia que se está encerrada en el laberinto — explicó Cronos sin dejar de sonreír.

Una vez terminó de hablar el Primordial desapareció, Percy por su parte se mantuvo en silencio, podía sentir como un escalofrío recorría su cuerpo, había solo un monstruo que se encontraba encerrado en un laberinto.

— ¿Están bien? — preguntó intentando acercarse a sus compañeras pero las cadenas se lo impidieron, las dos chicas se veían igual de nerviosas que él.

— Si — respondió Bianca nerviosa, mientras Thalia solo lo veía fijamente, podía ver el miedo en aquellos ojos azules. — ¿Dónde estamos?

— No lo se, pero creo que vamos a enfrentarnos al minotauro — respondió Percy, el chico buscó en su cintura para su fortuna ahí seguía su pluma, le tomó algunos minutos pero logró quitarse su collar para después entregárselo a Bianca. — Solo toca el símbolo y se convertirá en arco, y tu Thalia guarda mis cuchillos de caza.

— Si — respondió Thalia escondiéndose los cuchillos , mientras Bianca se colocaba el collar.

— Bien, si Cronos tiene razón este barco nos va a llevar hasta el laberinto y es mejor que nuestros captores no sepan que vamos armados, esa será nuestra mejor oportunidad — dijo Percy aunque no tenía ni idea de que cómo iban a derrotar al Minotauro, — No debemos separarnos, y sobre todo hay que intentar ocupar lo menos posible nuestros poderes, eso solo llamará la atención del Minotauro.

Las chicas solo asintieron, aunque Percy las observó por un momento, había algo diferente en ellas, — ¿Qué pasa? — murmuró Bianca al notar la mirada del hijo de Poseidón.

Percy Jackson el Héroe de la Caza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora