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Las citas no eran lo suyo, aún así, siempre era obligado a ir a esas estúpidas reuniones en grupo. Todos sabían quién era él, no había nadie que no lo conociera, si decía lo contrario de seguro mentía. Por lo mismo era mil veces más engorroso asistir a una reunión para encontrar pareja. Era joven, recién veintitrés años, siendo el héroe número uno de Japón, empezando a ser reconocido en el extranjero, pero estás reuniones solo hacían más conocida su situación.

A pesar de ser quien era, ningun Omega ya sea hombre o mujer se interesaba realmente por él.

Siempre le tocaba escuchar estúpidos susurros de los mismos con los que estaba tomando una copa.

Esa cicatriz es realmente...

No prosigas, si te escucha se arruinará el ambiente.

Cómo siempre, terminaba yendo se en completo silencio, aguantando las ganas de explotarlos a todos. Pero joder lo sabía, la cicatriz de su rostro era asqueroso, en este punto no creía posible encontrar a alguien que no le de asco, era enorme, y el mismo lo odiaba.

Sus cicatrices eran su más grandes inseguridades.

En vez de dirigirse a su departamento al ser tan tarde por la noche, prefirió ir a su agencia.

Sí, tenía su propia agencia.

Esa noche su mejor amigo y uno de los suyos, Kirishima Eijiro estaba de turno, se sorprendió de verlo ahí aún más de sentirle olor a alcohol, supuso que su querido pastelito de limón, osea, Denki, había convencido al chico explosivo de ir a otra reunión fastidiosa.

— Ni una puta palabra, pelos de mierda — le dijo antes de que siquiera supiera que decirle al cenizo.

Kirishima sabía lo insistente que podía llegar a ser su Omega, por lo mismo en estas situaciones entendía a su mejor amigo, pero sentía que había algo más que este no le estaba diciendo.

Bakugou katsuki solía ser el puto amo del egocentrismo. Pero, hace unos años, eso había cambiado, y no sabía el por qué, por lo mismo no sabía cómo ayudar.

Sin decir palabra lo vio dirigirse a la sala subterráneo de entrenamiento, en específico la sala SS, una exclusiva para soportar el duro entrenamiento de su Jefe Dynamight.

Era una sala reforzada para aguantar las explosiones producidas por el cenizo.

Cuando su mejor amigo desaparece de su vista, decide llamar a su pareja. Denki de igual manera pertenecía a la agencia del rubio cenizo, solo que había estado de turno de día.

Después del tercer pitido cogió el celular.

— Denki, amor. ¿Estabas dormido?

El rubio negó haciendo un sonidito. — Me estaba bañando ¿Todo bien por allá?

— Sí, bueno no sé... Katsuki.

Oh, me dijeron que se terminó yendo sin explicación. — suspiró el Omega.

— Denki, quiero que pares con esa citas. Se que en algún punto ambos hablamos sobre querer ver a nuestro amigo enamorado, pero está no es la manera. Se ve, muy extraño..., se ve decaído.

Pero ahora más que nunca necesita pareja, para la bod... ¿Eso fue una explosión?

Kirishima suspiró, también se asustó, se escuchó demasiado fuerte. — Bajó al SS, iré a ver qué este bien.

Bien, que tengan una noche tranquila. Te amo, Kiri— Terminó tirando un pequeño beso, el pelirrojo solo pudo sonreír enamorado.

Quedó viendo la pantalla del celular al bloquear lo y al ver su reflejo suspiró cansado. A veces se sentía triste a pesar de estar viviendo la vida que siempre soño. Sin querer seguir pensando tomó rumbo al ascensor, llegando al subterráneo en pocos segundos, a pesar de lo reforzada que era esa sala, las explosiones se oían tan fuertes y potentes, que fácilmente podrían acabar con todo el edificio.

Coincidencia Marcada Por El Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora