—Los chismes son capaces de esparsirce como la pólvora —resopló.—¿A qué te refieres?
—El idiota de tu esposo se presentó en Chicago junto a su repugnante madre y hermana, y, se encargaron de decir todo tipo de injurias sobre ti, pusieron tu nombre y el de tu familia por los suelos, y eso afectó un poco la situación económica de los Ardlay, afortunadamente, tu tío supo manejarlo de la mejor manera. —Se mordió los labios—. Lo lamento, pensé que tu familia te habían puesto al tanto —se disculpó al ver el rostro de sorpresa de su amiga.
—No te disculpes. —Esbozó una sonrisa triste—. No tengo comunicación con ellos desde hace más de tres años, casi cuatro.
—Eso lo explica todo... Cuéntame, ¿qué fue de tu vida todo este tiempo? ¿Qué has hecho?, ¿a qué te dedicas actualmente? —preguntó Annie interesada en saber más de ella.
—En verdad no hay mucho que contar, salvo que he aprendido a valerme por mí misma sin esperar nada de los demás y he regresado a la ciudad para poner fin a mi infeliz vida y conquistar mi sueño. —Se encogió de hombros en un gesto despreocupado.
—¡Wow! Me sorprende escucharte hablar así, realmente eres otra persona.
—En realidad sigo siendo la misma... eso sí. —Movió su dedo índice —. Con un pensamiento re-no-va-do —Se volvió a encoger de hombros y sonrió.
—Me alegro por ti. —Annie le devolvió la sonrisa
—Así que la primera meta para alcanzar mi sueño es encontrar un empleo decente que me dé los suficientes ingresos para solventar mis gastos y juntar mucho dinero para contratar los servicios de un buen abogado que me represente en la corte y solicite la anulación de mi matrimonio... Si es que a esa relación se le puede llamar así.
—¿¡Anulación has dicho!? —La sorpresa en la voz de Annie fue evidente.
—Así es.
—Eso significa que ... —Hizo un ademán con sus manos mientras apretaba los labios.
—Sí, me acusó de cosas espantosas. —Candy comenzó a contarle a su amiga de infancia todo cuanto tuvo que soportar en silencio durante seis tortuosos años.
—¿¡Qué¡? —chilló incrédula—. Tú vales mucho, Candy, no permitas que los recuerdos, por muy amargos que sean, sigan lastimándote. —Se acercó a ella y limpió las lágrimas que bañaron su rostro—. ¿Lo entiendes? —Ella asintió.
—¿Qué pasa, por qué me miras de ese modo? —preguntó algo incómoda la joven de cabello rubio cuando Annie se separó un poco de ella y la rodeó para posteriormente mirarla de pies a cabeza.
—Se me acaba de ocurrir algo para que juntes el dinero que necesitas. —Entrecerró los ojos.
—Dime, te escucho.
—Antes de irse, el señor Cornwall me comentó que en dos meses, hará audiciones para escoger a la modelo principal de su próxima colección y estoy convencida de que tú —la señaló —, puedes ser la afortunada elegida.
—Yo no soy modelo —replicó Candy con rapidez.
—Pero ni mi jefe ni nadie lo sabe. —Annie encogió los hombros.
—Oh, no, ni lo sueñes —replicó Candy al ver como su amiga movía las cejas de manera traviesa. Sabía perfectamente lo que aquel gesto significaba.
—¿Por qué no?
—¡Por Dios! Tu jefe acaba de verme, me reconocerá inmediatamente y se dará cuenta de que no soy modelo.

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La Mentira
FanfictionLa vida pueda ser injusta algunas veces, pero al final, el destino siempre te pondrá a las personas correctas, y la justicia tarde o temprano estará de tu lado. Los personajes de Candy, Candy no me pertenecen, son propiedad de sus creadoras Kioko M...