—¡Ay, por Dios! ¡Felicidades, Candy! No sabes lo feliz que me siento por ti. —Annie daba saltos de alegría tras escuchar de labios de su amigo y cómplice Michael Leblank que Candice no solo había sido seleccionada para ser la modelo principal de la próxima colección de ropa de Archibald Harrison, sino el rostro de la nueva línea casual que lanzarían próximamente—. No tenía idea que el señor Harrison planeara algo así —dijo Annie tras reponerse.
—De hecho, ni él. —Michael rio.
—Ah, eso lo explica todo.
—Según me comentó, todo fue idea de su amigo el inglés.
—¿Te refieres a Terrence Granchester?
—El mismo. Al parecer cierta joven de ojos color verde le movió más que el tapete, como dicen por ahí. —Miró por el rabillo del ojo a la susodicha.
—No empieces de nuevo —protestó Candice con las mejillas encendidas.
Michael se la pasó embromándola con el mismo asunto durante todo el camino de regreso a casa. «Si él supiera que a mí me pasó exactamente lo mismo, con toda seguridad no lo callaría», pensó. Pero no podía hacerse ilusiones por tres razones:
La primera: Era imposible que un hombre como aquel estuviera soltero.
La segunda: Ella estaría en aquel lugar para trabajar, no para flirtear con ningún hombre.
Y la tercera y más importante de todas: Legalmente ella era una mujer casada.
—¿En serio? Vaya, eso sí que es una novedad. Desde que lo conozco jamás lo he visto en compañía de ninguna mujer, y no creo que su físico sea el problema. Ese condenado hombre está para comérselo a mordiscos como un delicioso malvavisco recién retirado de una fogata... bien calentito.
—¡Annabelle!
—¿Qué? Solo digo la verdad. —Annie rio entre dientes.
—Y si es...
—¡No! —Ambas chicas gritaron al unísono.
—Bueno, lo decía por el hecho de que no lo has visto en compañía de ninguna mujer, has roto mi corazón. —Michael tocó su pecho de manera dramática y los tres comenzaron a reír.
A diferencia de todos, Annie y Candy sabían que Michael no era de raros gustos, aunque muchas veces se comportaba como tal para evitar el asedio de chicas oportunistas que se colgaban de lo que fuera por llegar a la cima.
—¿Qué les parece si vamos a celebrar? Yo invito —Annie movió las cejas de manera traviesa.
Candy volteó hacia Michael.
—Solo porque la ocasión lo amerita, pero mañana tendrás que esmerarte un poco más en tu rutina de ejercicios. No queremos terminar demandados por incumplimiento de contrato, ¿verdad?
—Gracias, eres lo máximo. —Candy lo abrazó.
Una hora y media después los tres ingresaron a un restaurant en las afueras de la ciudad para evitar a los chismosos reporteros que asediaban a Michael desde el escándalo que una de sus modelos protagonizó, sin imaginar lo que la vida tenía deparado para uno de ellos.
***
La producción de telas, hilos y una gama de productos vinculados a la confección de ropa era en gran parte la fuente de ingresos de su familia. Durante años obtuvieron grandes ganancias por las elevadas demandas de sus productos, pero con el tiempo, y tras un estudio y análisis de la situación, bajó los precios y la calidad de los mismos para mantenerse a flote, al igual que sus clientes lo hicieron.

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La Mentira
FanfictionLa vida pueda ser injusta algunas veces, pero al final, el destino siempre te pondrá a las personas correctas, y la justicia tarde o temprano estará de tu lado. Los personajes de Candy, Candy no me pertenecen, son propiedad de sus creadoras Kioko M...