La Mentira

Capítulo VII

Karen Kleiss, una periodista independiente, se presentó en la agencia de modelos Leblank a la hora pactada. Cuando recibió la llamada de la secretaria del escurridizo director de la agencia, Karen se sorprendió, pues sabía de buena fuente que Michael Leblank detestaba a los periodista, y allí estaba ella y su equipo de trabajo, aguardando a que Candice White Ardlay alzara el dedo pulgar para dar inicio a la entrevista. En cuanto lo hizo comenzó.

—Buenas tardes, bienvenidos al espacio de Karen —hoy, llevaremos a cabo el programa desde la agencia de modelos Leblank, con quien estamos agradecidos por la confianza en nuestro trabajo. —Nuestra invitada de hoy, es una joven que a pesar de haber  pasado por muchas dificultades en su corta vida, está a punto de cumplir el sueño que muchas jóvenes aspiran. —Se puso de pie —démosle la bienvenida a la señorita Candice White Ardlay.

—Gracias por tan bella presentación —Candy le dirigió una cálida sonrisa

—Gracias a ti por la confianza que depositas en nuestro trabajo —replicó la castaña con una amplia sonrisa.

Ambas jóvenes intercambiaron unas cuantas palabras para romper el hielo y posteriormente, Karen comenzó la entrevista.

—Dinos Candy, ¿Cómo puede una persona alcanzar el éxito?

—Con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación —respondió respondió la rubia.

—Muchas jóvenes se preguntan, que se necesita para tener un cuerpo como el tuyo, realmente luces mas bella en persona que en fotografías.

—Se necesitan muchos sacrificios —Candy sonrió.

La entrevista fue fluida y dinámica hasta que Karen tocó el tema que realmente era importante.

—¿Qué consejo le darías a las jóvenes que no consiguen realizar sus sueños?

Candy se aclaró la garganta.

—Hace algunos años, cuando comenzaba una nueva etapa de mi vida que se suponía sería un mundo de ensueño, llegó a mi el desencantamiento y se transformó luego en ansiedad, —comenzó a decir la joven rubia captando la atención de todos los presentes en el improvisado set y en la audiencia que los veía a través de las cámaras —llegó después de instalarme en mi nuevo hogar. Fue una época difícil porque no solo cambió mi estado de ánimo, sino que cambió completamente mi cuerpo, mi mente y hasta la forma de relacionarme con otras personas. 

Siempre me había caracterizado por ser una persona alegre, positiva, auténtica y segura. Sin embargo, en esos momentos me llené de inseguridades y dejé que las emociones negativas me invadieran, trasladándose en miedos, que me impedían ser quien en realidad era.

Perdí claridad, sentía que iba a todos lados con una nube gris encima que me hacia sentir cansada, pesada, físicamente acabada y sin concentración.

Todo ese tiempo comencé a fingir creando una serie de personajes y máscaras para aparentar ante el resto estar bien, aunque cada mañana yo no reconocía a la mujer que veía en el espejo.

Permití que otros manejaran mi vida y me exigieran demasiado para alcanzar todo lo que los estándares sociales esperaban de mi, tratando de ser perfecta y yéndome en contra de la persona que más debía valorar... A MI —aclaró.

Sin darme cuenta, me convertí en prisionera de las críticas, culpas y altas expectativas. 

—¿Te refieres a la familia de tu... ex esposo? —Preguntó Karen con cautela.

—Así es —Candy tomó el pañuelo de papel que Dayana le ofreció y limpió sus enrojecidos ojos, y tras recuperarse continuó —Durante aquel tiempo, me preguntaba a diario ¿Por qué me tenía que suceder eso a mi?