Midnight Rain

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Sus labios todavía cosquillean, no deja de pensar en aquel beso que se sintió como el primero de toda su vida, su corazón iba a salirse de su pecho cuando Satoru lo tomó de la cintura y lo acorraló contra la pared del ascensor, casi increíble de no ser porque su boca empezó a arderle, ¿a quien carajos se le ocurre comer picante cuando va a besar a alguien? Eso mató por completo el momento de ensueño, tuvo que lavarse la boca luego de besarlo pues el ardor no se iba por más que bebió agua, aún así... Suguru se sonroja y ahoga un grito abrazando su almohada, una felicidad que le dura poco al recordar que Satoru no es el único que debe disculparse.

-Toc, toc -dice Yuki recostada en el marco de la puerta- lamento interrumpir tu momento de adolescente, ¿que te pasa? ¿Porque esa cara? -se acerca hacia el azabache y se sienta a su lado.

-Tu sabes... lo que paso entre nosotros -la rubia asiente esperando a que siga- y yo, si te amaba, nunca dudes de eso, ¿si? -hace un puchero al verla reír- pero hay cosas que no le conté a nadie al 100 por ciento de nuestra relación, y sobre todo de las cosas que hice, me hice la víctima...

-No soy la persona indicada para escucharte, si hay alguien que merece saber todo primero es Satoru -Yuki toma su mano con delicadeza- cuando se lo digas, recién me lo cuentas todo con detalles.

Ambos sueltan una risa y se quedan hablando un par de minutos más hasta que las gemelas les dicen que ya tienen sueño, le hubiera gustado seguir durmiendo plácidamente en su cama, más no se va a poder, ni aunque haya postergado su alarma 5 minutos más hace 1 hora.

-¡Suguru! Faltan 20 minutos para que vayas al trabajo -dice Yuki desde la cocina preparando el desayuno- vas a llegar tarde.

-No llego tarde si soy el jefe -responde Suguru cambiando la funda de sus almohadas- ¿y esto? -extrañado levanta el pelo blanco que encontró en su cabecera, camina a la cocina recibiendo un saludo de sus hijas y ex- Yuki, ¿dejaste entrar al gato a mi habitación?

-¿Eh? No, para nada, yo ni me acerco ¿por qué? -la rubia ladea la cabeza curiosa de la pregunta.

-Nada, tal vez entró mientras ordenaba mis cajones -murmura observando el pelo en su mano, era muy largo para ser del gato.

-Papi, pssst -dice Nanako llamándolo para decirle algo al oído- el señor Gojo entró el otro día a tu habitación, es muy raro.

-¿Ah si? -pregunta alzando una ceja a lo que sus hijas asienten- hablaré con él.

Yuki le resta importancia pues no entendió lo que dijo, ya faltan 3 días para volver a casa con sus hijas, aunque parece que a las gemelas les gusta su nueva escuela, más no puede invadir los espacios de Suguru pues el lleva un ritmo diferente de vida que el de ella, sonríe como despedida al azabache el cual conduce en tiempo record a la panadería, saluda a los empleados y entra a la cocina para empezar a hornear.

-Señor Geto, ya que usted está aquí, ¿podría preparar las magdalenas? Es que a los clientes le gustan más las suyas -dice Manami terminando de ordenar el primer aparador antes de abrir.

-Si, ustedes sigan con su rutina, yo me encargo de las magdalenas y los pedidos -Suguru toma un mandil y ata su cabello por completo en un moño para evitar que sus cabellos caigan en la comida.

Mientras hornea se pone a pensar en Satoru, no le cabe duda que el cabello es de él, solo espera que no haya visto la caja de cartón en el armario de abrigos a un rincón, le da mucha pena alguien lo vea, debió botarla hace mucho, desde que se casó para ser exactos, más nunca  tuvo el valor de hacerlo y simplemente la escondió y movía de lugar, aunque es muy probable que Yuki lo sepa. Minami toma su hombro sacándolo de sus pensamientos para avisarle que el señor Itadori vino a verlo.

Cupids (FushiIta) (SatoSugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora