Nos encontrábamos ya en casa sentados uno frente al otro, separados solo por la pequeña mesa de madera que usualmente usábamos para comer. Emir había estado unos segundos en silencio, pero luego de apretar los puños reuniendo valor, me miró fijamente y comenzó a hablar.
- Kenai, quiero contarte algo que debiste saber hace mucho tiempo, se que he esquivado mucho está conversación, pero no puedo ignorar lo listo y capaz que eres, no tengo excusa para ocultarte la verdad.- dijo dejando escapar un suspiro.
Emir por primera vez me contó su historia, de principio a fin, sin omitir nada. El era el quinto hijo de un noble de bajo rango de Begarito y si concubina. Aunque tuvo la oportunidad de tener una educación, jamás tendría un título que heredar y seguramente tampoco riqueza, recibiendo un trato inferior al de sus hermanos. Al paso en qué iba su vida solo terminaría trabajando para algún otro noble, como asistente o caballero si tenia suerte. Fue cuando tenía 12 años que entre los libros del despacho de su padre encontró aquel que Kenai ahora leía día y noche, así alimentado por la curiosidad, el deseo de aventura y la idea de volverse famoso,huyó de casa.
Habiéndose llevado una espada corta y un poco de dinero lo primero que hizo fue unirse al gremio de Aventureros. Aunque no Murió, no tardo en darse cuenta de que Begarito no era lugar para aventureros novatos, su mejor apuesta fue suplicar para que lo dejarán unirse a algún grupo, para los ajeno fue de mucha ayuda y siempre lo terminaba echando.
Así fue como Emir termino en las calles, mendigando para comer, cosa que no le funcionó viene en tierras donde todos están acostumbrados a la supervivencia del más fuerte. Emir comenzo a robar, primero comida, luego dinero, algunas veces lo descubrieron, por lo que recibía palizas y otras no, pero eso solo lo hizo volverse más descarado, robando con mas habilidad y sin remordimientos. Estuvo un par de años robando, sus botones no solo le daban para comer a veces también para alcohol y mujeres. Pero un día tuvo la mala suerte de meter su mano en el bolsillo equivocado.
Un santo del norte casi lo mata con un par de golpes con un palo, pero en lugar de matarlo elogio su habilidad para robar y le ordeno trabajar para el. Eso no era una sugerencia, fue una orden, pues el espadachín perdono su vida y ahora Emir estaba en deuda.
Los siguientes años viajo con el hombre, quien sin ser amable en ningún momento le enseño el estilo del dios del norte, pues no le iba a servir de mucho un debilucho. El Santo del norte,fue sumamente duro con el, tratabdolo como subordinado e involucrandolo en varios robos.
No fue hasta que se hizo un espadachín de nivel avanzado que el santo lo trato con algo de respeto, dejandolo y lo dejo seguir su propio camino. En ese ento ces Emir ya formaba parte del gremio de ladrones y sino fuera porque solia usar una máscara ya habría precio por su cabeza. Fue entonces cuando conoció a una chica de la cuál se enamoro, esto lo habría dejado fuera del crimen por un par de años, hasta que su chica salió embarazada y su preocupación por el dinero volvió. Si bien se podía ganar mucho robando, era algo muy peligroso y no quería que su ahora mujer, lo viera como un vil ladrón, también considero volver a ser aventurero, pero no quería arriesgarse a perder la vida en un laberinto y menos por tan poco dinero.
Después de un tiempo gracias a un contacto en el gremio de ladrones, Emir empezaría a trabajar como esclavista, capturando personas endeudadas, criminales o huérfanos para venderlos. Emir había logrado hacerse con un pequeña fortuna y le brindo comodidad a su esposa, pero el dinero lo corrompió, hundiéndose en el alcohol, la codicia y las mujeres, volviéndose un hombre insensible. Ver la transformación de Emir hizo que su esposa quien recién había dado a luz, cayera en una gran depresion, que la mantuvo en cama un año entero antes de quitarse la vida.
El Emir borracho y mujeriego, triste por la muerte de su esposa, fue incapaz de darle cariño a su hija, quien a los, 13 huyó de casa y no volvió a saber de ella. La partida de su hija fue el último golpe que Emir necesitaba para reaccionar, había hecho las cosas mal y aunque abandonó el esclavismo y busco a su hija durante años, este jamás logro encontrarla, el lo único que quería ahora era un oportunidad para ser un buen padre.
- Y por eso te compre... Kenai, jamás quince un sirviente, solo quería poder criar a un buen muchacho jaja...
Emir soltó un par de pequeñas carcajada nerviosas, mientras forzaba una sonrisa en su rostro, esforzándose para que esos ojos llorosos no derramaran lágrimas.
- Me pregunta si aún luego de escuchar la verdad, tu querrías ser mi hijo- dijo Emir levantando la mirada.
El relato de toda una vida se me había contado en menos de una hora, un hombre mayor estaba demostrando honestidad y mucha humildad frente a un niño esclavo, aunque podía entender el porque. Emir había hecho cosas malas y quería redimirse, desea un buen final para su historia. Pero ¿Que siento yo? Sobre todo esto, yo no sabía la diferencia entre el mal y el bien hasta que Emir me compro, mi vida hasta entonces solo ha sido violencia de muchos tipos, ví como mataban a otros y hasta yo mismo mate al viejo Caspian. Creo que Emir a hecho un buen trabajo, creo que Emir si es lo más cercano que he tenido a un padre.
- Yo... Aceptare encantado Emi-... "Papá"- fue mi respuesta.
Al decir eso le dedique una amable sonrisa para intentar que entendiera que todo estaba bien y que no lo odiaba por haber Sido un esclavista. Ese día oficialmente tendría una familia y con ella un apellido, Kestis, Kenai Kestis. Si bien me sentía feliz de tener un lugar a dónde pertenecer, mi bendición y mi maldición a la vez seguía siendo la misma, yo soy incapaz de olvidar y no toda la felicidad del mundo podrá hacerme olvidar que Emir sigue ocultandome algo.
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Moshoku tensei - Crónicas de Esclavitud
FanfictionReencarnados, reyes, santos, emperadores y dioses son los seres más poderosos de este mundo, la aparición de uno de ellos en el campo de batalla significa devastación absoluta, casi nadie sobrevive a un encuentro con ellos, pero ¿Que pensarías? si t...