¿Por Qué Siempre Él?

Capítulo 15: Los vecinos extraños

Hunter Wish

<<Allá va>> Pienso mientras me fumo el cigarrillo que reside entre mis dedos, al mismo tiempo que observo aquellas hebras de cabello marrón que se mueven al ritmo de la brisa.

No es como si fuese la mejor vista, pero después de todo no hay mucho que hacer aquí.

Ella luce como todos los días; simple, reservada y callada. Su imagen se pierde cuando se adelanta a tomar el autobús que la aleja del instituto en cuestión de segundos, mientras que le doy otra inhalada al dichoso cigarrillo, permitiéndole a la nicotina que se filtre a través de mis pulmones para que acople la ansiedad que recorre mis venas, la cual es provocada por el profundo aburrimiento que me inspira esta localidad.

Todo en este maldito pueblo es aburrido.

<<Todo>>.

Siempre son los mismos sitios, las mismas personas y las mismas esperanzas rotas que se repiten en los rostros de los residentes.

He llegado a la conclusión de que Illinois es un rincón en el mundo diseñado para los conformistas, aquellos que son felices con sus mediocres vidas y por esa misma razón nunca abandonan el pueblo.

Por lo tanto, el pequeño porcentaje de la sociedad que decide mudarse a esta pocilga es porque: le perdieron el sentido a la vida y vienen a morir en paz, o trabajan en algo tan importante que necesitan aislarse del mundo.

Particularmente; mi caso creo que no encaja en ninguna de las opciones anteriores.

- ¡Wish! - Grita uno de los nuevos jugadores del equipo de béisbol. No recuerdo su apellido, ya que no desperdicio el espacio de mi cerebro con datos inútiles, sin embargo, sí detallé vagamente su agilidad en el campo, la cual es patética.

- ¿Qué quieres? - Respondo lanzando la colilla de mi cigarrillo al suelo.

- El entrenador desea hablar con nosotros en los vestidores - Alega él y yo reprimo una mueca debido a la solicitud tan absurda.

<<Debes mezclarte entre ellos>> Las palabras de mi madre hacen eco en mi cabeza, por ende, me limito a asentir siguiendo al nuevo jugador inservible, como si me interesara el asunto.

Otra reunión.

Es la tercera de la semana. ¿Qué tanto tiene ese hombre para decir? ¿Acaso querrá desahogarse de sus penas personales gritándole al equipo?

<<Ese idiota me hace perder el tiempo>> Me quejo mentalmente mientras camino hasta los vestidores, deteniéndome en la sección de casilleros para buscar mis cosas, al mismo tiempo que a unos pocos metros de distancia, el sujeto gordo y calvo que se hace llamar: "nuestro entrenador" se dedica a darles un sermón a los otros miembros del equipo.

- ¡Han bajado el rendimiento de forma abismal! - Exclama el hombre con furia estrellando su carpeta en el banquillo central.

Con esa simple declaración muchos agachan la cabeza y me muerdo la lengua para no comentar.

<<La típica técnica del padre decepcionado, me parece una estrategia bastante desgastada>> Si yo fuera él aplicaría presión de forma distinta, usaría un método más eficaz.

- ¡El equipo contrario nos está dando una patada en los huevos mientras que ustedes juegan a verse como unas putas en el campo! - Sigue hablando el sujeto a la vez que detalla la rueda de muchachos que lo rodea - ¿¡Dónde mierda está Balder!? Hoy ni siquiera se acercó a la cancha.

- No tenemos ni idea de su paradero, entrenador. No lo hemos visto - Habla uno de los jugadores - Tal vez está enfermo.

- No tengo tiempo para suposiciones - Espeta el hombre.