Ser escuchado

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Hace poco que todos los Mugiwaras se habían vuelto a encontrar, todos ahora estaban comenzando su viaje por el nuevo mundo después de cruzar la isla Gyojin.
Nada había cambiado o al menos no para Luffy, seguía tratando de tener aquella sonrisa y personalidad alegre, pero en estos últimos tiempos, eso parecía molestar a la mayoría.

Claro, había madurado mucho estos 2 últimos años, era alguien más fuerte, pero eso también lo hizo su tripulación y sentía que...se quedaba atrás.
En este momento estaba sentado en el mascaron del proa del Sunny, mirando el mar, estaba algo desconectado del mundo, pensando en todo lo que había estado pasando, bajo la mirada a su muñeca, que la adornaba una pulsera echa de las antiguas esferas rojas del collar de su hermano, este se rompió cuando Ace falleció, pero logró recuperar las suficientes para poder cargar algo de él.
Esbozó una diminuta sonrisa, que desapareció cuando sintió algo venir hacia su cabeza, en un movimiento rápido la movió y sujetó el objeto con la mano, atrapándolo. Era un cuchillo, volteó a lugar de donde provenía y vio a Sanji.
–¡Maldito capitán de mierda! ¡Te estoy llamando hace 7 minutos! ¡El almuerzo está listo!

Luffy bajo a cubierta y sujetó el cuchillo del filo para poder entregárselo a Sanji por el mango, pero este lo tomó bruscamente, haciéndole un corte en la palma de su mano.
–Au, Sanji, ten más cuidado–se quejo mientras miraba la herida.

El de ceja enrulada lo ignoro y fue al comedor, siendo seguido por el capitán, al llegar vio a todos comiendo y charlando.
Se sentó en la cabeza de la mesa, como era habitual y comenzó a comer mientras escuchaba su conversación en silencio, después de todo, hablaban de lo que habían echo en los dos años que estuvieron separados y al Monkey no le agradaba mucho ese tema, pero le gustaba saber cómo la habían pasado sus Nakamas.
–¿Y tu, Luffy?–pregunto Usopp, olvidándose completamente de lo que el capitán pasó.
–Idiota, él estuvo en Marine Ford cuando Ace murió–reprochó Nami, sin ninguna clase de filtro.
–Cierto, ¿como era que había muerto?
–Fue atravesado por un puño de magma, en serio que tienes mala memoria–mencionó el cocinero.

El azabache solo presenciaba todo en silencio, miró al resto, todos estaban tan tranquilos hablando de la muerte de su hermano, seguían conversando de la guerra que había sucedido hace 2 años, como si él no estuviera presente.
Nami, Usopp, Franky, Sanji y Chopper, hablaban animadamente de cómo había sido todo aquel infierno, como si fuera cotidiano, los otros no hacían nada, ¿era acaso el único que se daba cuenta de esto?

Se levantó y se retiró sin decir palabra, ni siquiera terminó su plato de comida, cosa que extraño a la mayoría.
–¿Y ahora que le pasa?–pregunto la pelirroja.
–Creo que es por la mención de su hermano–indicó el gyojin.
–Han pasado 2 años, ya debería superarlo–comentó el rubio.
–Es cierto, además de que ni siquiera eran hermanos de sangre–dijo esta ves el Francotirador.

Luffy había alcanzado a escuchar todo desde afuera, no quiso enfrentarlos y sólo camino a paso tranquilo hacia el mascaron de proa del Sunny.
Miro el cielo mientras pensaba, sentía que a ninguno de sus Nakamas le importaba verdaderamente lo que él había pasado, en aquel tiempo, lo único que lo mantenía a flote era pensar en ellos, en cómo se reencontrarían y volverían a las mismas aventuras de antes, donde todos reirían, jugarían y convivirían juntos, pero cada uno de ellos parecía tan...distante, totalmente indiferentes respecto a el, como si su mera presencia molestara o incomodara, no lo respetaban como amigo y mucho menos como capitán.

Había llegado la noche y era a Sanji quien le había tocado la vigilancia junto con Robin, Luffy, por su parte, estaba con bastante insomnio, después de 1 hora de intentar dormir, decide levantarte y con paso de puntitas, caminaba a la cocina, con ...

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Había llegado la noche y era a Sanji quien le había tocado la vigilancia junto con Robin, Luffy, por su parte, estaba con bastante insomnio, después de 1 hora de intentar dormir, decide levantarte y con paso de puntitas, caminaba a la cocina, con el cuidado de no despertar a nadie.
Justo cuando estaba poniendo su mano en la manilla de la puerta, sintió a Sanji detrás de él, cerró los ojos, sabiendo lo que vendría y no se equivocó, pues recibió una fuerte patada, la cual lo mandó volando a los bordes del barco, casi cayendo hacia el mar.
–Imbecil, ¿cuantas veces tengo que decirte que no hay meriendas después de las horas correspondientes?
–Pero tengo hambre, hoy no alcancé a comer todo mi almuerzo–se quejó el menor.
–¿Y acaso es mi culpa que hayas querido hacer una rabieta?
–No fue una rabieta.
–Como sea, ve a acostarte de una ves, no permitiré que te comas toda la maldita comida de la cocina–el de sombrero suspiró.
–Sanji, escúchame, cambiando el tema, no me gusto que hablaran así de mi herm–no logró terminar, porque se vio interrumpido.
–No me hagas repetirlo, vete en este instante o te tiraré por la borda.
–Pero no planeo comer ahora, solo quiero hablar contigo.
–Pues yo no planeo escucharte, aún quedan muchas horas para el amanecer y no quiero que interrumpas la paz de la noche con tu irritable ser.

El Monkey lo miro fijamente unos segundos, bajo la cabeza y volvió a la cama, bastante decepcionado, el resto de la noche se la pasó mirando el corte en la mano que le había echo el rubio.
Al idea siguiente trato de hablarlo con Usopp, Nami, Chopper y Franky, pero todos respondían con lo mismo, "no fue para tanto", parecía que no estaban interesados en poner atención en su punto de vista, solo al echo de su hermano fallecido, que les parecía un tema interesante del cual hablar.

En estos momentos solo observaba a los animales marinos que pasaban cerca del Sunny, asomándose bastante por la borda, cuando miro a su lado, vio a Usopp.
–Oye, Luffy, te notó extraño, ¿pasó algo?
–¿Ah? No, solo pensaba en la conversación que ustedes tuvieron aye–el francotirador no lo dejo continuar.
–No puedo creer que aún hagas problemas por unas cuantas bromas, no fue nada del otro mundo.
–No fueron solo bromas, hablaban de alguien muy querido para mí como si él no fuera relevante.
–Pues ya no lo es, está muerto.

Volteó su mirada al mar y bajo un poco su sombrero, tal ves ellos tenían razón, estaba haciendo tormentas en un vaso.
–Así que si no eres capaz de aceptar eso, lo mejor es que te rindas con esto de ser capitán–bromeó, pero el contrario no rio.
–No quiero seguir hablando, Usopp.
–¿Te enojaste o que?
–Quiero estar solo–fue lo último que le dijo, para luego irse a encerrar a su habitación.

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