Amor de un capitán

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Habían pasado 2 días, Garp estaba más que desesperado al no recibir noticias de Bogard, aunque ya había tratado de comunicarse con él, Shanks se encontraba ansioso y los Mugiwaras sumamente preocupados.

Todos estaban aterrados de lo que pudo haber sucedido, se imaginaban lo peor y estaban atentos al periódico, con el miedo de que Luffy vuelva a aparecer en la portada.
El pelirrojo en esos días, se había encargado de limpiar y mantener el cuarto de su hijo, no dejaba que ninguno de los tripulantes del Sunny entrara, incluso a Zoro le prohibió el paso, siendo que este era el temporal portador del sombrero de paja.
Después de 6 horas más de viaje, por fin lograron llegar a la isla Auralia, notaron la presencia del Almirante que mas temían que fuera, Akainu, este estaba peleando contra alguien y la lava se escurría por las calles. Su contrincante no se alcanzaba a ver por el ángulo en el que estaban y todos sintieron miedo, al pensar que se podría tratar del azabache.

Estaban más que aliviados al ver que solo eran piratas novatos que creían que podrían derrotar a un Almirante.
Pasaron de la escena y fueron directamente a la casa donde se encontraba Lu junto con Bogard, dejando a Shanks a cargo de los barcos, cuando llegaron, el Marine no dudó en abrir la puerta de un solo golpe y entrar, buscando a su nieto.
–Garp–se oyó la voz de Bogard reclamar, seguramente por entrar de tal manera y más aún, por traer a dos bandas piratas detrás de él.
–¿Donde está L–el oficial lo interrumpió, para contestarle la pregunta.
–Está en la cocina, no lo molesten, es de las pocas veces que come en estos días desde que se entero que Sakazuki estaba en la isla, lamentó no llamar, el aparato del Den Den Mushi se rompió–el de cabello blanco, volteó a ver a todos con cierta aura amenazante.
–Yo iré con él primero, más les vale no molestar–después de decir eso, se fue a donde el Monkey menor.

Pasó una hora y todos estaban impacientes por verlo, habían salido a afuera a vigilar que Akainu no se atreva a pasar por ahí, cuando escucharon la puerta principal abrirse y al voltearse, observaron que era el ex-capitán de los Mugiwara y sobrino de los pelirrojos, tenía la mirada baja y aún su mano en la manilla, antes de que cualquiera pudiera decir algo, fue él, quien habló primero.
–¡¿Que carajos hacen aquí?!–grito con fuerza a su ex-tripulación.
–Hey, c-cálmate, solo q-queríamos saber si estabas b-bien–habló Usopp, temeroso del enojo que emanaba el contrario.
–Escúchenme, ya me vieron, sigo vivo y su conciencia sigue limpia, ahora largo.
–En serio lo sentimos, queremos que vuelvas–se disculpo la pelirroja.
–¿Quieren que vuelva a ser su capitán o su puto perro?–hubo un silencio por unos segundos–Vaya, los veo muy desanimados, ¿por que no cuentan otros de los chistes de mi hermano? Akainu está en la isla, apuesto que le encantaría escucharlos.
–Esas bromas fueron un malentendido, no queríamos lastimarte–se defendió Sanji.
–¿Un malentendido? ¿Ahora esa es su excusa? Se burlaban de la persona más importante de toda mi vida, la que me salvó innumerables veces, tal ves tengan razón con que no éramos hermanos de sangre, pero por lo menos a él, no le pareció una excusa para pisotearme.
–Luffy, solo queremos arreglarlo todo–indicó Zoro.
–Al carajo, ¿por que mierda tuvieron que venir cuando el asesino de mi familia está en esta isla?
–Nosotros somos tu familia–dispuso la navegante, sacándole una risa sin gracia al azabache.
–¿Saben? Si ustedes hubieran venido cualquier otro día, yo los hubiera recibido con brazos abiertos, les suplicaría que me perdonen por algo que yo no hice, pero los veo aquí, en el momento que me escondo del asesino de mi único y verdadero parentesco.
–¿Que debemos de hacer para que nos perdones?–pregunto Franky.
–Para que vuelvas a amarnos–continuo Chopper.
–Ese es el problema, yo ya los amo, con todo lo que queda de mi ser, pero...ustedes no a mi.
–Si te amamos–declaró Robin.
–Nos salvaste y apoyaste cuando estábamos en nuestros momentos más bajos–recordó Brook.
–¿Y qué hay de mi? ¿Que hicieron ustedes por mi cuando toque fondo? Me destruyeron por completo en esa guerra y cuando por fin creo que sería feliz, ustedes solo me arruinan más–su voz se quebró.
–Nosotros queríamos estar ahí, pero no pudimos–manifestó la pelirroja.
–No es cierto, ustedes estaban más que felices en las islas a las cuales los enviaron, mientras yo envenenaba cada parte de mi cuerpo para nada.
–Luff–Jinbe trató de hablar, pero su ex-capitán, lo calló.
–No te atrevas a decir nada, tu lo único que hiciste por mí, fue consolarme con palabras vacías, jamás me dejaste verdaderamente desahogarme, solo me refregaste mi realidad y me dijiste que siguiera adelante por personas a las cuales no les importo, nunca pude llorar la muerte de mi hermano, porque debía de "superarlo" cuando ni siquiera había pasado una sola semana.

Nadie se atrevió a decir nada y fue ahí, cuando el Monkey se percató de la presencia de los pelirrojos, estaba tan enojado que no se dio cuenta que estos se encontraban allí, su expresión cambio por completo.
–¿Que..? ¿que hacen en este lugar?
–Lo mismo que ellos–contestó Benn.
–Venir a ver que estás bien–hablo Hongo.
–¿Es por la promesa?
–La promesa es con Shanks, no con nosotros–tranquilizo Lucky.
–¿Y donde esta?
–Eso es secreto, chico, ahora ven y dale un abrazo a tus tíos–le dijo Yasopp.

Luffy calmo su mirada y fue a recibirlos, feliz de verlos después de tanto tiempo, mientras dejaba a su antigua tripulación, totalmente estática.
–Oigan, todos ustedes deben de irse, no quiero que se metan en problemas con Akainu.
–Ese idiota no es rival para nosotros–declaró Bonk, con una sonrisa.
–Pero para ellos si, no quiero que me quite a nadie más–insistió, sorprendido un poco a los Mugiwara, que estaban escuchando todo.
–¿Por que te sigues preocupado por ellos?–cuestionó el Vice-Capitán de los pelirrojos.
–Porque los amo, aunque no quiera, es así.
–Ellos no se merecen tu cariño–reprochó Limejuice.
–De todas formas lo tienen, no quiero que queden calcinados.
–Ya escucharon al chico, váyanse–dispuso Benn.
–No nos iremos sin él–replico el francotirador.
–Ya no son su tripulación, no tienen por qué estar aquí.
–Pues traten de echarnos–reto el cocinero.
–Lo único que nos impide acabar con todos ustedes, es Luffy, pero no lo aprovechen.

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