Capítulo IV: D.esconcertante

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Las vacaciones fueron fugaces, tal como Enid había previsto, el desgaste emocional que había tenido después de la visita a su hogar en San Francisco, la había deseado devolverse de inmediato, después del saludo de su madre y su primera crítica a su forma de vestir y como llevaba su cabello. Internamente repetía la razón por la que estaba en aquella casa. Era una de las condiciones que le había impuesto su madre para sus estudios universitarios. La primera condición es que debía aprobar todas sus materias y el segundo visitarlos cuando tuviera sus vacaciones de verano. Si lo hacía, Enid recibiría ayuda económica, sino podría despedirse de su sueño de vivir de lo que a ella le gustaba y quedarse en San Francisco y buscar algo que le permitiera subsistir sin la ayuda de sus padres.

Ahora, era solo un recuerdo al cual no le iba a dar otra oportunidad de reflotarlo, pues solo quedaban dos días para empezar su último año y eso la llevaba al problema que estuvo evitando durante todos esos meses, su nueva compañera de departamento. Todavía no sabía que cualidades o aptitudes debería tener esa persona, solo sabía que debía ser una mujer, la razón, una vez durante las vacaciones y en ausencia de Yoko quiso ganar un dinero extra y arrendar la habitación, sin embargo, fue un error, dicha persona solo estuvo dos semanas y fue lo más desastroso que había vivido, prácticamente creyó que era su empleada, no era capaz de limpiar los utensilios que ocupaba para cocinar. Enid no debería generalizar, sabía que podría haber hombres ordenados y capaces de cumplir con lo mínimo exigido para una buena convivencia, pero esa experiencia, sería la única.

—Puede ser que la mujer que se mude conmigo también sea así— Pensó a lo que seguidamente agregó— Al menos tendré una buena vista.

Divagando como lo había hecho los días anteriores, Enid estaba sentada frente a su laptop para diseñar el aviso, quería algo vistoso, simple e incluir quizás lo que deseaba de su nueva compañera, porque necesitaba que fuera por el año que restaba y no por meses.

—Quizás solo debería dar la información básica y conocerla— Enid observó su pequeño afiche, le gustó como quedó y revisó varias veces el número telefónico. Lo guardó y lo envió en su almacenamiento en la nube, lo imprimiría en la universidad.

Viendo la hora en su celular y revisar los mensajes, se levantó para ir hasta su cuarto. Iría a buscar a la salida del trabajo a su novia, no la había visto desde el martes. Con los posibles lugares en que podrían disfrutar de su tarde, porque su noche ya sabía dónde terminaría, es por eso que estuvo ordenando durante la mañana, Enid agarró sus toallas y se fue a bañar.

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Wednesday les daba una última revisión a sus maletas y revisaba el papel con la lista de todo lo que había anotado y que era infaltable para el nuevo lugar donde viviría este año. Sabía que si olvidaba algo podría volver el fin de semana, pero prefería no hacerlo, le gustaba la soledad y pasar el fin de semana envuelta en sus libros y escribiendo su novela. Cerrándolas, se fue a asegurar el encintado de las cajas que contenían los libros, sus libretas de apuntes de sus clases en Alemania y las libretas de las ideas para las aventuras de Viper.

Satisfecha con su trabajo, fue hasta el estuche que contenía su violoncello, observó que también estuviera su arco y lo volvió a cerrar. Dando una última mirada a su cuarto, salió con su estuche para dirigirse hasta el auto familiar para guardarlo en el maletero, las demás cajas el encargado de bajarlas y guardarlas fue Lurch.

Sus padres estaban en la entrada de la mansión observando sin intervenir en los últimos detalles del viaje de su hija, esta vez no harían el trayecto de una hora, no como cuando la acompañaron al aeropuerto cuando se mudó a estudiar a Alemania.

Howdy, Roomie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora