Capítulo 1.

48 17 0
                                    

Alice.

Ha pasado un mes desde que se me fue revelada la verdad sobre tanta protección por parte de todos. Ese sacrificio es la razón suficiente para comprender las acciones de mi padre para conmigo y motivo para empezar a actuar de la forma que creo correcta para enfrentar mi destino. 

Recojo cada uno de los vestidos de mi closet, preparándome para marcharme a lo que será mi nuevo hogar. No he parado de pensar en la nota anónima que recibí, donde me advertían de los malévolos planes de los Stark y de la persona que para mí no es nada sorpresivo, Magnus. 

A pesar de ello, no daré un paso atrás pues ya me prometí que sin importar las adversidades no voy a descansar hasta hundir a mis enemigos en el norte y desafiar mi destino. 

Me hecho un último vistazo en el espejo. La relación con mi padre ha decaído drásticamente, no hemos hablado ni para decir los Buenos días , la distancia crece cada segundo que pasa y actuo como si no me afectara en lo absoluto pero estar de esta manera con él es desgastante y es un gran cambio a mi vida. 

Bajo despacio los escalones. Josiah trae la maleta que llené hasta el punto de que me costó cerrarla; él vendrá conmigo pues puse la condición de que la única manera de que pudiese estar bajo el mismo techo con los Stark debía ser si a mi lado estaba una persona con la que pudiera conversar cada que me provocase. 

—¿Estás lista, Alice?—pregunta mamá, su voz entrecortada. 

Solo soy capaz de asentir por el nudo que crece en mi garganta. Me duele mucho dejar mi hogar, me duele tanto dejar a mi familia. 

Papá no me mira, sus ojos están sobre el hombre detrás de mi. Camino un poco, agachándome hasta quedar a la altura de mi hermanita. 

—Prométeme que cuando seas la reina de Cullffield vendrás por mi y pasearemos por los caminos blancos.

—Lo prometo. Tendrás una habitación grande para ti sola, con una gran ventana para admirar la luna y cortinas color rosa. 

—¿Y una cama más grande que la tuya?—sus ojos se agrandan, ilusionados. 

—Sí, Amy. Mucho más grande que la mía. 

—Ya puedes irte, Alice. Te visitaré en unas semanas. 

Suelto una risa. 

—Está bien—me levanto—. No hagas enojar a la institutriz, por favor. 

—¡Ay! La que se enoja soy yo cuando me pone a leer esos libros aburridos—cruza los brazos sobre su pecho. 

Suelto una pequeña risa, sintiendo como poco a poco mis ojos se empañan al pensar de que no escucharé sus quejas todos los días. 

—Tyrus Stark te espera, Alice—informa mi padre.

Avanzo hacia él que no me mira, no hay atisbo de algún sentimiento reconocible. ¿Estará como mamá? ¿Dolido por mi partida? ¿Arrepentido de lo que ha hecho? Sin más, pregunto lo que mis labios no pueden callar rogando por alguna acción o respuesta que me haga quedarme. 

—¿No vas a impedirlo?

Por fin, después de varias semanas, sus iris azuladas se encuentran con las mías. 

El Caos Del Rey (Libro#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora