No habrían sido más de las cinco de la madrugada cuando se decidió a salir con el único propósito de calmar a las constantes voces que se retorcían dentro de su cabeza. Podría haber gritado y conseguir que pararan por al menos un rato pero de seguro hubiera alarmado al idiota entrometido que dormía en la habitación contigua.
Rebuscó en el cajón la ya usada cuchilla que había conseguido con tanto esmero sin ser visto. Se la guardó en uno de los bolsillos de su pantalón. No podría lograr nada allí, causaría demasiado desorden.
Al salir lo encontró tendido ante el umbral, sumido en el más profundo sueño. Formuló una mueca de asco antes de levantar un pie y pasarle por encima. Se dirigió hasta el baño, el único lugar en el que se sentía medianamente seguro. Se arremangó la ropa dejando al descubierto sus delgados brazos. Aún adornaba su muñeca aquella venda que cubría la herida que albergaba retazos de su pasado. ¿Realmente quería eso? No dudó. Nunca se tomaba el tiempo de replantearse la idea, y en el caso que lo hiciera, la respuesta seguiría siendo afirmativa. Parecía que jamás podría cambiar. La misma rutina se repetía una y otra vez, incapaz de modificarse.
Volvió su atención hacia su brazo descubierto. Pasó repetidas veces el objeto metálico sin inmutarse, desgarrando la delicada capa de piel, dejando que la sangre fluyera libre junto con el resto de sus pesares. Marcó cada parte de piel que encontró libre a lo largo de ambos brazos, desde sus hombros hasta sus malditas muñecas. Le costó medirse en esa zona ya que el deseo de hacerse una herida mayor que llegara a matarlo era demasiado fuerte. Logró contenerse. Hoy no ―se dijo como si de algo le sirviera. Aguardó mientras el líquido que lo mantenía con vida se derramaba, manchándolo todo. A este paso jamás conseguiría estar limpio, de hecho, ¿Alguna vez lo estuvo?
Cuando dejó de sangrar se lavó las heridas y las cubrió nuevamente con unas mangas largas. Gracias al bendito invierno podía pasar desapercibido con mucha más facilidad.
Retrocedió sobre sus pasos hasta la habitación que le correspondía. Rebuscó entre sus cosas una cajetilla de cigarrillos. Hacía tiempo que los estaba deseando. Se puso un abrigo y se guardó los cigarrillos allí, junto con un encendedor.
Salió otra vez, decidido a no volver, al menos por un tiempo, el suficiente como para volver a enfrentarse ante el chico que le había roto el corazón y había escupido en sus pedazos.
Cruzó por tercera vez el obstáculo humano que yacía inmóvil en el piso. Se pasó por la cocina, buscando las llaves de la puerta principal. Una vez que las encontró se dirigió hasta la entrada. Después de abrir y salir hacia fuera, cerró con cautela la puerta. Contó hasta diez, no estaba convencido de lo que iba a hacer pero si seguro de que sería la mejor opción.
Estaría por amanecer cuando recorría los muertos pasillos del edificio. En el hall abrió la puerta dándole lugar al aire glacial que ofrecía la ciudad. Todo estaba cubierto de blanco presentando un entorno monocromático, él sentía que desencajaba en aquel paisaje que parecía inspirar pureza. Inhaló, permitiéndolo al aire helado que enfriara sus pulmones. Caminaba sin mirar atrás, ni siquiera tenía demasiado claro hacia donde se dirigiría, mientras fuera lo más alejado posible mejor. Las calles, al igual que los tejados, estaban cubiertos por una fina capa blanquecina. Sus pies se hundían muy fácilmente, dejando a cambio pequeñas huellas.
Nunca había sentido la libertada como algo tan placentero hasta que se alejó. La independencia volvía a seguir su instinto, dejándolo libre de cualquier intruso que quisiera interponerse en su camino.
Caminó perdido entre los ruidos que comenzaban a aparecer junto con la gente que despertaba y salía de sus casas a repoblar New York. En la distancia divisó el puente Bow Bridge, sintió un profundo deseo de ir hasta allí. El aire frío acompañaba de un cielo color malva se asentaba tan bien a sus sentidos. Recorría las calles con la mayor rapidez que podía, necesitaba ir allí. Sus zapatillas resonaban con avidez en el asfalto, el impulso lo llevaba sin preguntarle nada. Una vez donde quería volvió a retomar un paso calmado, observando cuanto podía de la ciudad. Contó algunos edificios a lo lejos con un par de luces encendidas. A unos pocos metros de él había una pareja recordándole el amor que no recibía de nadie, más lejos había alguien que se asemejaba más él, estaba solo, mirando al vacío como si quisiera formar parte de él.
Se acercó hasta una baranda, descansando los codos allí. Rebuscó casi instantáneamente un cigarrillo, llevándoselo a la boca lo encendió. Mientras daba algunas caladas pudo sentir la soledad, no era del tipo que sentía siempre, ésta se manifestaba como la ausencia de algo, más bien de alguien. Estaba solo, realmente solo por primera vez. Miró a su alrededor buscando desesperadamente a algún otro ser humano que pudiera aparentar estar en la misma situación pero no lo halló. Se había quedado solo, era más que un hecho.
Había consumido ya unos cuantos cigarrillos cuando el cielo comenzó a aclararse, dejándole lugar a un nuevo día. Se presentaba entre tonos anaranjados y blancos. Hubiera querido ver aquél espectáculo junto a Percy, pero sólo era eso, un deseo que estaba muy lejos de ser realidad. ¿Cuándo sería capaz de hacerle frente a sus sentimientos? ¿Cuándo podría volver a mirarlo sin sentir que sus piernas flaqueaban, sin sentir que sus defensas se debilitaban?
Tiró el último cigarrillo al suelo, apagándolo con los pies. Si seguía allí mucho tiempo podría encontrarlo y sería más difícil despedirse de todo. Siguió su rumbo, entrechocando multitudes de personas en las calles, aturdido por los ruidos de la ciudad. Quería volver a casa pero no tenía una. Tampoco podría ir demasiado lejos, en un descuido había olvidado llevar dinero. Se negaba a vivir como un vagabundo y la idea de hacer un viaje sombra no estaba en su lista ya que no tenía energías suficientes. Ya no tenía qué perder.¿Adónde iría ahora?

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Drown
Fanfiction♦Precuela de Saving Me♦ En la noche del 25 de Diciembre Nico suponía pasar la noche con Percy cuando a éste le surge un imprevisto por el cual terminará yéndose. Resignado a pasar una Navidad en la completa soledad, tomó una decisión arriesgada que...