Capítulo 10:

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Toda la mañana y gran parte de la tarde la había pasado evitando a Percy. Aunque éste después de haber soltado tal aclaración se quedó por al menos media hora a su lado. Después de eso, hizo hasta lo imposible por no cruzarselo dentro del departamento que compartían. Percy se mantenía ocupado con algunos pequeños preparativos para celebrar el año nuevo mientras él sólo holgazaneaba por ahí hasta que le pidieran ayuda en algo.

Jamás habría tenido como expectativa pasar ese día con él. Ni en sus utopías ni en sus quimeras había algo que se asemejara a esa semana que había estado viviendo con él. Sólo conociéndolo a solas pudo ver su verdadera naturaleza; no era ni tan tirano ni tan egoístas como solía pensar. Percy también había cambiado su forma de ver a Nico, ya no era el chico oscuro que le causaba temor sino más bien una persona que había llevado una vida difícil y tenía sus bien merecidos motivos para ser como era. De todas formas no se conformaba con saber algunas cosas de él, quería conocerlo a fondo saber el porqué de sus conductas y poder unir todos los pedazos rotos de su ser de una vez por todas.

Se había estado planteando durante los últimos días la idea de confesarle algunas cosas. Era quizá demasiado repentino pero merecía la verdad y en el caso de que no la aceptara podría empezar el año con menos ataduras. Los sentimientos lo complicaban todo pero: ¿cómo hacer para arrancártelos? Un sin fin de días había sufrido el desamor, uno de los más duros pesares y aún así su corazón rebelde se negaba a expulsar esa vieja espina.

Invadido de viejos miedos se dispuso a buscar a Percy y confirmar algunos de sus temores. No le fue difícil hallarlo ya que éste se encontraba cómodamente descansando en el comedor. Llevaba puestos unos jeans ajustados y un suéter verde que combinaba a la perfección con sus ojos.

― Ey, ―estiraba las mangas de su ropa intentando en vano calmar su ansiedad― me preguntaba si pasarías esta noche con Annabeth.

― ¿Estás loco? Ya te había dicho que ella se iría por unas semanas y decidimos suspender nuestra relación.

¿¡Qué!? ¿Dónde estaba él cuando pasaban las cosas importantes? ¿Por qué no se había enterado de nada de lo que había pasado?

Sufría a diario sabiendo que ella se interponía aún más entre sus sentimientos hacia Percy y ahora resultaba que se 'habían dado un tiempo'. Qué patético era.

Mientras analizaba cada palabra que oía mantenía la misma expresión vacía, como si su mente no estuviera situada allí aunque si lo estaba. No dejaba de atormentarse por lo idiota que había sido.

Dejó de lado todo el asunto, evadiendo nuevamente cualquier contacto con Percy que fuera más allá de sus obligaciones. A pesar de que se mantenía ocupado con los preparativos no dejaba de rondar el asunto en su mente. Esa noche lo haría, esa noche hablaría con él. Tenía aún gran parte de la tarde para juntar el valor suficiente que requería. Se trataba de algo fuerte, de algo que jamás nadie había sabido. No eran sus sentimientos, esos era mejor ocultarlos ya que no sabía que otra cosa hacer con ellos. Si se lo decía estaría en problemas, él lo vería con asco y no volverían al trato habitual que habían logrado establecer en esos días. Él no lo entendería, se echaría todo a perder y tendría motivos mucho más fuertes como para escapar de la vida y entregarle su sufrimiento a alguien más.

Lo veía pasar de un lado a otro sin poder evitar sentir el vacío de su presencia. Soñaba con poder acurrucarse entre aquellos brazos que parecían poder protegerlo de cualquier cosa. ¿Por qué era tan incapaz de alcanzarlo? Apenas si lo tenía a unos cuentos metros pero parecía que ellos funcionaban en diferentes frecuencias, frecuencias que jamás coordinarían para estar juntas. ― ¿El amor siempre era así de doloroso? ―se preguntó a medida que lanzaba unos cuantos suspiros.

Se fue hasta al refrigerador sin ser visto y tomó largos tragos de Whisky. No soñaba tan alto como para esperar emborracharse, sabía que con Percy dando vueltas cerca eso sería casi imposible. Al menos podría ahogar un poco sus miserias en licores baratos y demás cosas que encontrara.


Habían cenado, habían bebido, habían hablado y reído y lo único que les faltaba por hacer era esperar hasta que el reloj dieras las 12.

La nieve caía tranquila, acumulándose silenciosa en las calles repletas de transeúntes. Era un paisaje realmente conmovedor en el caso que no estuvieras solo, o que te sintieras así, al igual que Nico que estaba cargado de nostalgia y melancolía.

― ¿Vamos afuera? ―invitó Percy, pegado a la ventana. Nico simplemente lo siguió, no es como si hubiera tenido una mejor opción.

Salieron a la calle a esperar por los últimos tres minutos que faltaban para que el año se consumiera por completo.

Todo lo demás pasó demasiado rápido, los minutos, la cuenta regresiva, la gente a su alrededor festejando e inundando el cielo de fuegos artificiales, las parejas dándose el primer beso del año.

Entre toda la ropa que llevaba Percy, atrajo a Nico hacia sí, resguardándolo en su pecho. Le levantó un poco la cabeza para ofrecerle un pequeño beso en la frente.

― Te quiero, tonto. ―soltó mientras le revolvía el cabello haciéndolo enfadar. Como respuesta se conformó con sólo lanzarle una mirada de profundo odio.

Se mantuvieron bajo el cielo nocturno hasta que las luces y pitidos cesaron y la ciudad volvió a lo que solía ser el resto de los días del año.

Entraron de nuevo al departamento mientras bromeaban. Tal vez su corazón se estaba ablandando un poco y no sabía si aquello podría traerle como consecuencia más problemas. Tenía que enfrentar la verdad. Tenía que decírselo.

― ¿Puedo decirte algo? ―comenzó titubeante― es algo importante.

Percy se acomodó en la silla más cercana que encontró y lo invitó a que prosiguiera con un simple gesto.

― L-Lo que hice hace una semana ―tragó fuerte. Le costaba encontrar las palabras adecuadas― fue por un viejo amor.

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