xxiii. the fragility of the humane

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ᴀʟɪᴋɪ ; ʟɪʙʀᴏ ᴜɴᴏ
— D A M N A T I O   M E M O R I A E —

ᴀʟɪᴋɪ ; ʟɪʙʀᴏ ᴜɴᴏ— D A M N A T I O   M E M O R I A E —

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capítulo veintitrés
la fragilidad de lo humano

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Aʟʟɪᴇ ᴇxᴛᴇɴᴅɪᴏ́ sᴜ mano con el vaso de whisky que le preparó a Rose. La vampira se hallaba en el sofá y el cansancio pintaba su rostro. Aquel alcohol era la mejor bebida que Allie podía ofrecerle en ese momento, pues se encontraban en su apartamento y no había bolsas con sangre humana.

          —Lamento lo de hoy —dijo Rose, recibiendo el vaso que Allie le ofrecía—. No sabía lo que iba a suceder.

          Allie procedió a sentarse en el sillón, manteniendo sus ojos fijos en la vampira.

          —Lo sé —admitió la pelirroja, en un intento de quitarle la culpa a Rose—. Lo importante es que tú y Damon están bien.

          —Odia que me hayas invitado a entrar —comentó, esbozando una sonrisa mientras le daba un vistazo rápido a la puerta.

          —Es el lugar más seguro para ti, y lo sabe —argumentó Allie, encogiéndose de hombros—. Soy la única que vive aquí, así que sólo yo puedo dar el permiso a vampiros. Además —añadió, subiendo las piernas al sillón—, sabe que confío en ti.

          —Y él confía ciegamente en ti —agregó Rose, haciendo que Allie sintiera su aliento detenerse un segundo—. A pesar de que no sabe lo de mi madre y tú...

          —No necesita más cosas de qué preocuparse —respondió automáticamente, desviando sus ojos de la mirada verdosa de Rose—. A menos que descubra por qué tu madre y yo tenemos esta conexión, no tiene importancia.

          —¿Por qué no luchas contra eso? —espetó la vampira, de pronto, provocando que Allie frunciera el entrecejo.

          —¿Contra mi conexión con ella?

          —No —refutó Rose, antes de relamerse los labios y dejar el vaso medio vacío sobre la mesa ratona frente al sofá—. Si queremos sobrevivir, necesitamos no preocuparnos por nadie.

          Al instante, Allie entendió que hablaba de su relación con Damon. Sin embargo, no entendía por qué a Rose le molestaba tanto.

          —¿Preocuparse por alguien te hace morir? —inquirió.

          —Cuando la otra persona es humana —explicó Rose, como si se tratase de una obviedad: la diferencia entre el vampirismo y lo humano, la inmortalidad y la mortalidad—. Ustedes son demasiado frágiles. Lo sabes, ¿no es así?

          Allie no respondió. Comenzó a recordar todos los momentos en los que se había puesto en peligro a partir de su llegada a Mystic Falls. Desde sus días de hostilidad con Damon, cuando el vampiro –ahora sabía Allie que era debido a su carencia de humanidad– la había atacado, luego con el problema de vampirismo de Vicki Donovan, los vampiros de la tumba y la reciente llegada de Katherine. En todas las situaciones, Allie había peligrado de muerte, en una realmente perdiendo la vida. Y recordó las vidas perdidas a causa del mundo sobrenatural, reparando más tiempo en Zach, que ya llevaba alrededor de un mes de haber fallecido.

Damnatio memoriae | Aliki #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora