ᴀʟɪᴋɪ ; ʟɪʙʀᴏ ᴜɴᴏ
— D A M N A T I O M E M O R I A E —capítulo tres
fiesta de fundadores×××××××
Aʟʟɪᴇ sᴇ ʜᴀʟʟᴀʙᴀ en medio de lo que parecía una oscuridad creada por sombras. La tenue luz del día se colaba por las copas de los árboles sobre su cabeza, podía escuchar el sonido de un veloz arroyo a unos cuantos metros de su posición, pero no sabía exactamente dónde. Estaba cegada y, a la vez, podía ver; no solo se encontraba rodeada por sombras, sino que las mismas sombras parecían alzarse frente a sus ojos para impedirle ver con claridad.
—¡Allie, apresúrate!
Giró su cabeza hacia donde había oído el grito: una silueta se divisaba a unos tres metros de ella, alzando los brazos como si estuviera exasperado. Allie intentó enfocar su vista, pero parecía que la imagen se tambaleaba frente a ella, como si ella misma se tambaleara..., hasta que todo se aclaró.
Era un chico, con tez clara como la de Allie, de cabello rubio fresa y los mismos ojos del color de la oliva que Allie tenía. La sonrisa en el rostro del chico parecía reírse de ella, pero la mirada en sus ojos demostraba cariño; un cariño que Allie estaba segura que era familiar.
—¿Vas a moverte o no, Allie? —dijo en esta ocasión el chico.
—¡Ya voy! —dijeron los labios de Allie, en contra de su voluntad.
Entonces caminó y todo volvió a nublarse, a cubrirse por las sombras de los árboles, y Allie quedó ciega nuevamente..., hasta que sus ojos se abrieron y Allie despertó. La luz del sol se colaba por la ventana y se encontraba, otra vez, en la habitación de la casa de huéspedes de los Salvatore.
×
Allie decidió dejar la lectura al menos por ese día, para relajarse y encontrar otro pasatiempo que no la abrumara tanto ni le recordara los sueños con el chico de nombre desconocido que creía que era su hermano. Había pasado tanto tiempo encerrada en la biblioteca los últimos días que supuso que su mejor opción sería finalmente salir al porche trasero para tomar aire fresco. Resultó no ser gran cosa: un metro y medio de ancho de tablas de madera oscura, dos sillas acolchadas de madera del mismo color y una mesa de cristal cuya estructura estaba hecha –vaya sorpresa– de madera. Frente a sus ojos se encontraba el amplio bosque, infinito bajo su humana mirada. Si bien lo único que podía hacer estando sentada allí era sumirse en sus pensamientos, a Allie no le molestaba en absoluto.
—Hey —saludó Stefan, saliendo al porche trasero donde la chica se encontraba.
Allie le sonrió como saludo, aunque pronto su ceño se frunció al ver la rectangular caja blanca que el chico llevaba con él.
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Damnatio memoriae | Aliki #1
Fanfic[EN PAUSA] Siete vidas. Una maldición. Demasiadas mentiras. Después del día del cometa de Mystic Falls, Allie despierta sin ningún recuerdo, sin una familia o, siquiera, un hogar; lo único que hay en su memoria es su supuesto nombre, el recuerdo de...