[EN PAUSA]
Siete vidas. Una maldición. Demasiadas mentiras.
Después del día del cometa de Mystic Falls, Allie despierta sin ningún recuerdo, sin una familia o, siquiera, un hogar; lo único que hay en su memoria es su supuesto nombre, el recuerdo de...
ᴀʟɪᴋɪ ; ʟɪʙʀᴏ ᴜɴᴏ — D A M N A T I O M E M O R I A E —
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capítulo veinticuatro rose
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Sᴜᴍᴀɴᴏsᴜʙɪᴏ́por el cuello de Damon, poco a poco enrollando sus dedos entre las puntas oscuras de su cabello. Lo sintió sonreír contra sus labios, interrumpiendo una fracción de segundo el prolongado y lento beso. Damon deslizó su mano de la cintura de Allie hacia sus costillas, colándose por debajo de su blusa y deteniéndose en cuanto sintió el borde de su ropa interior. Ella se separó, lo suficiente para pasar su rodilla por encima del cuerpo de Damon y sentarse a ahorcajadas sobre él, por lo que el vampiro se recostó completamente en el colchón. La sonrisa volvió a aparecer en el rostro de Damon, esta vez más sutil. Sus ojos recorrían cada detalle del rostro y el torso de su novia, hasta que ella se inclinó y lo besó de nuevo. Allie pasó sus labios de la boca de Damon hacia su mandíbula, luego a su cuello, deteniéndose justo por encima de su hombro, lugar donde Damon se vio obligado por sus sensaciones a cerrar los ojos.
—Hay unas cosas de las que debemos hablar —exhaló, deleitándose bajo las caricias de Allie—..., si es que quieres... convertirte —completó, su voz entrecortándose accidentalmente.
La humana metió sus manos por debajo de la camiseta de Damon, trazando líneas verticales con sus dedos sobre el abdomen del vampiro, apenas rozando su piel erizada.
—¿Quieres hablar? —susurró Allie en respuesta, volviendo a besar el cuello de su novio.
Damon emitió un sonido de afirmación mezclado con su respiración, incapaz de concentrarse en formular palabras.
—Primero —jadeó él, sintiendo cómo los toques de Allie pasaban de las yemas de sus dedos a sus uñas, causándole un escalofrío que iniciaba en su abdomen y se propagaba como fuego al resto de su cuerpo—..., no más darle de... tu sangre a vampiros.
—¿Y si peligra de muerte? —inquirió Allie, su voz hecha un susurro.
Subió una de sus manos y acarició el pecho de Damon por encima de su ropa.
—Solo si es amigo —accedió Damon.
Las manos del vampiro se aferraron a la almohada bajo su cabeza cuando sintió cómo las caricias de Allie regresaban a su abdomen, su piel ahora más sensible que antes.
