5. Pasado

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Estoy en el departamento de Osvaldo.

Ya había pasado un tiempo de nuestra confesión en esa noche.

Éramos novios, si se podía decir... pero nada oficializado.

Aún nadie lo sabía, ni siquiera los amigos que ahora teníamos en común, mucho menos Alex.

Estaba sentada en el mesón de la cocina mientras el chico de lentes preparaba un sándwich para los dos.

Ya era tarde y nos había dado hambre, habíamos pasado jugando toda la noche en su computadora.

—¿Qué quieres que te cuente? — pregunto.

Osvaldo se acerca a mi y me da un poco de pollo asado que le estaba poniendo al sándwich.

—No sé si te guste la pregunta, pero... ¿Por qué tienes claustrofobia?, eso se da por alguna experiencia, ¿No? — pregunta.

Asiento y termino de comer el pedazo de pollo.

—Pues no se... es una historia algo ridícula, la verdad — musito.

Osvaldo deja lo que está haciendo y camina hacia mi.

—Ninguna cosa que te haga sentir triste es ridícula, cariño — deja un beso en mi cabeza — Si quieres no me cuentes, cambiemos de tema mejor.

Niego.

—Te lo diré.

—¿Segura?, no pasa nada si no quieres — nuevamente niego.

—Solo tres personas que son muy cercanas a mi saben esto — informo — Así que quiero que sepas que no es un tema del cual me guste hablar mucho, pero eres mi novio y confío es ti.

Él me sonrie, mientras sigue armando los sandwiches.

—Cuando tenía como ocho años, mi madre se iba a trabajar como siempre, entonces yo me quedé con mi padre, él me pidió que jugáramos a las escondidas, entonces me escondí en el armario.

Recuerdo toda la historia como si se tratara de algo que vivir el día anterior.

—La cosa es que él se estaba demorando y yo le tenía algo de miedo a la oscuridad porque era una niña y ya sabes, entonces hubo un momento donde decidí salir a buscarlo y no estaba en ninguna parte, llore mucho porque me daba miedo estar sola en la casa, no recuerdo muy bien como paso eso, pero como estaba corriendo y llorando al mismo tiempo me tropecé, me pegue con el closet de madera y este se cayó encima mío.

Mi novio deja lo que está haciendo y se lava las manos para ir junto a mi.

—¿No te paso nada? — pregunta con preocupación.

—No, pero en ese momento me asuste más porque no podía levantar el closet y me quedé encerrada — el de lentes toma mis manos — Solo recuerdo haberme levantado en el hospital, me había desmayado.

—Ay, cariño — me abraza — ¿Y qué pasó con tu papá?

—Él nos abandono — explico — A los quince años mi madre me contó que el tuvo un accidente, falleció por andar ebrio.

—Eras una niña, no me imagino el dolor que debiste de haber vivido — murmura el chico.

—Pero ya estoy bien — aclaró — Mamá fue quien estuvo para mi, así que nunca lo necesite.

—Eres muy fuerte — deja un beso rápido en mis labios — Ven, vamos a comer.

Me toma de la cintura y enrollo mis piernas en sus caderas mientras lo abrazo para que el me baje del mesón.

El castaño en una mano lleva el plato con nuestra comida y la otra está entrelazada con la mía.

Nos sentamos en el sofá frente al televisor.

—¿Quieres ver una película? — pregunta Osvaldo y asiento.














[...]













Al día siguiente, me dirijo a la casa de Alex.

Teníamos que hablar...

—Hola, pasá — anuncia mi mejor amiga apenas llegó.

Nos saludamos e ingresamos a su hogar.

Ya casi no nos veíamos, él tenía viajes y yo casi ni pasaba en mi casa.

—Al fin nos vemos después de un mes — menciona el chico de pelo largo.

Río y dejo a un lado mi bolsa.

—Es raro no verte casi siempre — comento.

—Ven, abrazame.

Me acerco a Alex y enrollo mis brazos por su cuerpo.

Ya necesitaba ver a mi mejor amigo.

Nos separamos con una sonrisa.

—¿Quieres algo de tomar? — pregunta.

—Claro, lo que tú elijas está bien.

Él asiente y se aleja.

Paso a la sala y tomo asiento, aún recuerdo la primera vez que vine a casa de Alex, fue muy divertido, desde ese día yo sabía que él iba a ser alguien esencial para mi vida.

—Un vaso con agua para la invitada — menciona Alex.

Le sonrió.

—Gracias.

—Y bueno... cuéntame, ¿Qué ha pasado en tu vida?

Si supera...









[...]











Le termino de contar a Alex todo lo que ha pasado en este mes.

Él está serio y no puedo descifrar su expresión, si se trata de enojo o preocupación.

—Entonces... ¿Osvaldo y tu son novios? — pregunta Alex.

—Si, algo así — musito.

—¿Cómo que algo asi?, ¿No lo sabes?

—Si, lo sé, él me lo pidió, pero... no sé, es raro, tal vez son cosas mías.

—Olivia — el chico susurra mi nombre y lo miro unos segundos — Persigue tus instintos, ¿Qué es raro?

—Nadie lo sabe además de ti — confieso — Queremos mantenerlo en secreto, pero él no le ha contado nada a sus amigos cercanos, como Aldo o Rivers, ¿Entiendes?

Él asiente y suelta un suspiro.

—Livi, ¿Estás segura de que esa relación va para algo bueno? — cuestiona.

—Él me quiere mucho, Alex, me lo ha demostrado y se que vas a mencionar la edad, pero creelo, él se ha portado como todo un caballero conmigo, siento que estoy viviendo un sueño, nunca pensé conocer a un chico así, que me quisiera tanto.

Alex niega.

—¿Por qué haces esa cara? — pregunto.

—Por nada — me sonríe — Si tú estás feliz, yo también, solo te diré que pienses bien las cosas, Livi, se que es lindo saber que alguien te quiere y te quiere proteger, pero a veces ese tipo de personas nos hacen daño.

Perdón por no escucharte, estába cegada.

—Osvaldo no es así — aclaró.

—Si tu lo dices... está bien — nos quedamos en silencio — Mejor pidamos algo de comer, ¿Si?

Asiento.

Se que mi mejor amigo quería desaparecer aquella tensión que se había formado, pero ahora yo no podía quitarme esa sensación rara de mi pecho.

Sabíamos la verdad...

Teenage Dream || El MarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora