6. La primera gota

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Ama había hecho una reunión en la casa de Osvaldo por el cumpleaños de Filis.

La casa de ellos estaba en reconstrucción entonces le pidieron de favor a Valdo que les ayudará con ese inconveniente.

—¿Quieres que te ayude en algo más, Ama? — pregunto.

—Si, Oli, perdón que te moleste — niego.

—Tranquila, se que estás atareada por todo.

Ella me sonríe.

—¿Puedes seguir poniéndole las velas al pastel? — pregunta.

—Claro.

Ella me pasa el paquete de velas y las coloco.

Ayuda a Ama a recoger unas cucharas plásticas y ella toma el pastel.

Estamos en el pasillo y enciendo las velas, apenas ingresamos a la sala Ama y yo empezamos a cantar seguidos por todos.

Filis de levanto del sofá y soplo las velas para después abrazar a su esposa.

Mire enternecida la escena.

Ama y Filis se habían convertido en mi figura materna y paterna, ambos me cuidaban mucho, era con los que mejor me llevaba.

Siempre me cuidaba y cuando pasaba sola, Filis me recogia para que hiciera pijamada con Ama.

Ellos para mí simbolizaban lo que era el amor verdadero, siempre se apoyaban, estaban juntos y se querían demasiado.

Siempre espere tener algo como ellos...

Tristemente nada salió como tenía planeado.
















[...]
















Hace unos días, se me había salido el secreto de que Osvaldo era mi novio con Ama, fue un error.

Estaba en su casa por una pijamada con Ari y Rivers.

Por suerte Ama tomo mi celular cuando estaba sonando, ella contesto y se sorprendió cuando escucho la voz de Osvaldo, porque lo tenía agendado con nuestro apodo.

Después de mi charla por teléfono tuve que contarle todo.

Aunque sabía que le contaría a Filis, pero no me preocupaba, yo sabía que podía confiar en ellos.

Ese recuerdo llegó a mi mente porque justamente Osvaldo se sentó a mi lado y Ama empezó a hacerme caras porque estábamos sentados juntos.

Todos estamos sentados en medio de la sala, algunos con una cerveza en mano, otros charlando.

Osvaldo cuenta algo que le paso en unos de sus viajes, cosa que provoca que todos rían.

Aldo continúa con la anécdota.

En ese momento que todos están concentrados en otra cosa coloco mi mano sobre la de Osvaldo.

Él solo toma mi mano y la pone sobre mi pierna, le da un par de palmadas y la aleja.

Esa fue la primera gota que derramó el vaso...

Desde ahí, toda la noche paso ignorandome, me sentía mal, no hable el resto del día y todos lo notaron.

—¿Te sientes bien, Oli? — pregunta Rivers.

Le sonrió.

—Si, solo estoy un poco cansada, no es nada.

Ella me sonríe y me abraza para despedirse.

Ya todos se están yendo, solo queda.os Osvaldo y yo.

Voy directamente al comedor y agarré unos cuantos platos para llevarlos a la cocina.

Me recojo las mangas de mi buso y empiezo a limpiar los platos en silencio.

Escucho sus pasos detrás de mi.

Todo está en silencio.

Me siento tan mal en este momento, pero lo único que quiero hacer es terminar de ayudarle a arreglar esto y irme, solo me quedo porque ya había prometido ayudarle a limpiar.

Él pasa a mi lado dejando un par de platos.

—¿Por qué estás enojada? — pregunta Osvaldo.

Dejo lo que estoy haciendo y me quedo anonadada.

—No estoy enojada — musito.

No quiero crear una pelea.

—Entonces, ¿Por qué luces como si lo estuvieras? — interroga trayendo otro plato — ¿Es por los chicos?

—¿Por qué supones eso? — me doy la vuelta para encararlo.

—Es que no veo razones por la cual estés enojada, todos fueron muy agradables contigo y tú pasaste toda la noche con cara larga.

—¿Y cómo no estarlo?, intenté tomar tu mano y me negaste, ni siquiera me miraste en toda la noche, me trataste con indiferencia — hablo casi a gritos.

—¡Por dios, Olivia!, no seas infantil, ni siquiera recuerdo haber haber tomado tu mano — va hacia la mesa y recoge la basura.

—¡No me miraste ni una madlita vez, Osvaldo!

—Estaba con mis amigos, mira nos divertimos toda la noche y ahora tú lo arruinas — menciona.

Lo miro por unos segundos y solo me doy la vuelta para seguir lavando los platos.

—No tiene sentido — lo escucho murmurar — Dices que solté tu mano y me atacás con algo que no recuerdo haber hecho.

Los paltos suenas a lo que los suelto y me giró a verlo.

—Me estás haciendo sentir como una estúpida ahora mismo — enunico.

—Yo no estoy haciendo nada, tu te estás comportando así — pasa por mi lado votando la basura — Me estás haciendo pasar este mal momento por algo que no siquiera recuerdo haber hecho, tuvimos una agradable noche y ahora tú lo arruinas.

—Me trataste diferente — murmuró.

Se que ahora mismo quiero llorar.

—¿A qué te refieres con eso? — cuestiona estando al otro lado de la cocina.

—Me sentía incómoda y tu solo me ignoraste toda la noche.

—Olivia, estábamos con nuestros amigos, estas siendo una egoísta ahora mismo con...

—¿Ahora soy egoísta? — pregunto con enojo.

—Si, estás haciendo está noche sobre ti, comportandote de esta manera tan infantil por algo que ni siquiera recuerdo que pasó.

Las ganas de llorar me invaden y solo me quedo callada.

—Vamos, Olivia, no me mires así...

Me doy vuelta y agachó mi rostro, la primera gota cae de mis ojos.

Me siento culpable...

—Olivia — escucho que susurra mi nombre.

Siento sus brazos pasar por mi cintura.

—No quiero pelear, ¿Sí?, no quiero pelear contigo, amor — murmura dejando un beso en mi cabeza.

Él me abraza completamente.

—Lo siento, por no tomar tu mano — menciona — Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento — repite varias veces dejando besos por mi cuello.

Osvaldo me voltea y finjo una sonrisa.

—Lo lamento, ¿Si?, por ser un idiota, no me di cuenta que me porte de tal manera — explica el castaño.

Asiento y él me abraza.

Mi cabeza descansa sobre su pecho, me sentía confundida.

Ya pasó tanto tiempo de esa pelea que ya no puedo reclamar nada.

Y lo deje pasar porque creía que era algo normal en las parejas.

Sin saber que eras un perfecto manipulador...

Teenage Dream || El MarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora