Esa misma noche, me vi obligada a cubrir la herida que me había hecho al caer por la colina, ya que mi papá podría haber armado un escándalo y demandar a cualquiera que estuviera involucrado. Aunque no estaba segura de cómo me había lastimado exactamente, sabía que había sido durante mi caída.
Tomé mi suéter y, a pesar del calor que hacía, no tenía otra opción si quería evitar que mi papá se preocupara demasiado. Algunos padres pueden ser extremadamente protectores con estas cosas.
Bajé los escalones mientras me ponía el suéter, sintiendo un poco de prisa. Caminé rápidamente hacia la cocina y me senté en la mesa, donde el desayuno ya había sido servido.
— ¿Qué tal ayer? —preguntó Lana, mirándome desde el otro lado de la mesa con una expresión inusual en su rostro, como si estuviera pensando en algo más.
— Fue... normal —respondí con un tono confuso, ya que no entendía a qué buscaba exactamente.
Lana frunció el ceño, como si estuviera tratando de leer mis pensamientos. —¿Segura? Pareces un poco inquieta —comentó con picardía.
En ese momento, me di cuenta de que Lana había notado algo en mi comportamiento. Traté de sonreír y restarle importancia al asunto. —Sí, solo estoy un poco cansada, supongo —admití, intentando desviar su atención.
Lana asintió lentamente, pero no parecía estar completamente convencida. A pesar de eso el desayuno continuó sin ni un problema, a pesar de cada pregunta que papá me hacia.
Después de unos breves instantes, papá zarpó hacia su jornada laboral, dejándome en la acogedora sala de estar, absorta en cualquier programa que se desplegara en la pantalla de la televisión, compartiendo el espacio con Lana. Recién habíamos cruzado nuestras vidas y, aunque no era mi deseo inicial, tenía la intención de forjar una buena relación con ella, más que nada por respeto y solicitud de mi padre.
De manera sorpresiva, desde el extremo opuesto del sofá, Lana rompió el silencio. —Deberíamos salir juntas —propuso, clavando sus ojos en mí, como si su propuesta hubiese estado esperando en el tintero, aguardando el momento ideal para ser liberada. No tenía idea de lo que tramaba, pero sabía que debía mantenerme alerta.
—Sí, podría ser divertido —respondí, tratando de mantener un tono amigable. A pesar de ser una mujer de más edad, Lana desprendía una energía vibrante que podría confundirse fácilmente con la de una mujer de treinta años. Tal vez se debía a que había sido madre a una edad temprana, pero eso no quitaba el hecho de que aún parecía joven y llena de vida.
Con un esfuerzo visible, Lana se levantó del sofá, cruzándose frente a mí con una mirada expectante, como si estuviera esperando una reacción de mi parte.
—¿Ahora? —pregunté, con un tono de sorpresa. Sin perder tiempo, me tomó de la mano y me arrastró fuera del sofá con un tirón decidido.
Apesar de ser una adulta, carecía de actuar como una niña.
(...)
—¡Vamos, anima esa cara! Podemos encontrar algo fabuloso para ti. El negro siempre ha sido tu color —dijo Lana, con una sonrisa juguetona en sus labios, mientras me pasaba un par de bolsas más. Había planeado un día tranquilo con mi abuela, no esperaba que me convirtiera en su asistente de compras personal.
—Creo que ya tengo suficiente —respondí, luchando por mantener el equilibrio con todas esas bolsas. Podía sentir cómo mis brazos se tensaban bajo el peso, y estaba segura de que tendría marcas después de esto.
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𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐷𝑒𝑟𝑟𝑦 |𝑃𝑎𝑡𝑟𝑖𝑐𝑘 𝐻. 𝑓𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐| 𝙥𝙧𝙤𝙘𝙚𝙨𝙤
Подростковая литератураHarmony Mason, una adolescente de espíritu libre, se muda a Derry con su padre. Derry es un pueblo peculiar, con secretos ocultos y misterios esperando ser descubiertos. Patrick Hockstetter, por otro lado, es un residente de toda la vida de Derry. C...