《 𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 3 》

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-Deberías tener cuidado con los Bowers Gang -Bill me advirtió, después de que le conté sobre mi encuentro con el grupo de matones.

-¡Basta de chismes! -La puerta se abrió de golpe y Richie entró, seguido de cerca por Stanley y Eddie. Bill rápidamente les puso al tanto de lo que había sucedido.

El día había sido un torbellino de emociones, y la adrenalina de la persecución todavía zumbaba en mis venas. Los rostros de los chicos reflejaban preocupación, excepto Richie, que, fiel a su estilo, se mantuvo bromeando y contando rumores sobre los matones de Derry.

Cuando el día escolar llegó a su fin, los chicos del club de perdedores, mis nuevos amigos, decidieron acompañarme a casa. Habíamos pasado el día juntos, compartiendo risas, historias y, en mi caso, alguna que otra experiencia aterradora. Aunque todavía estaba procesando todo lo que había sucedido, me sentía agradecida por haberlos encontrado.

Al llegar la tarde los chicos me acompañaron a mi casa. Caminamos juntos por las calles de Derry, nuestras bicicletas rodando a nuestro lado. Los árboles a lo largo de las aceras proyectaban largas sombras a medida que el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados.

Richie, con su eterno sentido del humor, mantenía la conversación viva con sus bromas y anécdotas. Bill, caminaba a mi lado, ofreciendo palabras de aliento de vez en cuando. Eddie y Stanley, cada uno a su manera, aportaban a la conversación.

Al llegar a mi casa, los despedi desde la entrada de la casa, esperando a que se fueran. Mientras los veía alejarse, no pude evitar sonreír.

A la mañana siguiente, continué con mi rutina habitual: una ducha refrescante para despertarme, seguida de un cambio de ropa. Opté por una camiseta de tirantes debido al calor que se esperaba para el día, y unos pantalones cortos Levi's que llegaban justo por encima de las rodillas. Mis fieles Converse completaban el conjunto.

Tomé mi bicicleta y salí de casa, lista para enfrentar otro día en la escuela. Al salir, me encontré con un par de rostros familiares.

-Vamos, te acompañamos -dijo Bill con su tartamudeo característico. Todos montamos nuestras bicicletas y comenzamos a pedalear.

Los chicos charlaban animadamente mientras avanzábamos, llenando el aire con su risa y bromas. Al llegar a nuestro destino, atamos nuestras bicicletas. Eddie se demoró un poco, luchando con su cuerda. Mientras esperaba, eché un vistazo a mi alrededor y me encontré con la mirada del chico de pelo negro.

-Quiero irme -dije, sintiendo un escalofrío al recordar el encuentro del día anterior. Había algo en ese chico que me ponía la piel de gallina.

-¡Rápido, Eddie! -Bill exclamó, su voz teñida de urgencia. Los demás siguieron su mirada y se dieron cuenta de la presencia del grupo de Bowers. A toda prisa, terminó de atar la bicicleta y nos apresuramos a entrar al edificio.

Una vez dentro, todos respiramos aliviados. Recuperando el aliento después de la rápida huida.

-Mierda, mierda -murmuró Eddie, abriendo su cangurera con manos temblorosas.

-No te preocupes, estamos seguros ahora -dijo Stanley, dándole una palmadita en el hombro.

-Y si vuelven, les daremos una buena paliza -agregó Richie con una sonrisa traviesa. A pesar de la situación, su comentario logró sacarnos unas risas.

𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐷𝑒𝑟𝑟𝑦 |𝑃𝑎𝑡𝑟𝑖𝑐𝑘 𝐻. 𝑓𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐| 𝙥𝙧𝙤𝙘𝙚𝙨𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora