Como si hubiera estallado un géiser de sangre en el baño de Beverly, cada superficie estaba empapada en aquel líquido carmesí. La bañera, el suelo, el techo, incluso la cortina, todo irradiaba un tono rojo intenso, como si la habitación misma estuviera sangrando. El olor metálico llenaba el aire, provocándome arcadas al entrar. Los zapatos de los chicos dejaban huellas blancas en el suelo rojo mientras se organizaban para trabajar rápidamente antes de que el padre de Beverly regresara.
Mi estómago se retorcía ante la escena, últimamente estas situaciones me resultaban cada vez más difíciles de soportar. No tuve tiempo de conocer todos los detalles, porque en cinco minutos, las huellas de mis zapatos marcaban un camino desde el baño de Beverly hasta la escalera de caracol que llevaba al exterior del edificio, donde Richie estaba "de guardia".
Parecía más interesado en una rata que en su trabajo de vigilancia. Podría haber habido un desastre en la casa y Richie no se habría dado cuenta. Me senté en los últimos escalones, observando cómo Richie perseguía a la rata con una determinación absurda, y asumí su tarea de vigilancia.
Finalmente notó mi presencia y palideció como si hubiera visto un fantasma.
—Floja, ponte a trabajar —fue lo primero que dijo al acercarse a mí, su tono estaba lleno de desdén.
—Cállate, Tozier —respondí, rodando los ojos. Si se había ofrecido para vigilar, debería hacerlo correctamente. No tenía sentido ofrecerse para un trabajo si no iba a hacerlo bien.
Richie abrió la boca para responder, pero en lugar de eso, se quedó mirándome, su expresión cambió de indignación a algo más suave. Luego, con un suspiro exagerado, se sentó a mi lado en los escalones.
—Está bien, tienes razón —admitió, su tono era menos desafiante—. Supongo que debería hacer un mejor trabajo de vigilancia.
Asentí, satisfecha con su admisión. Pasamos un rato en silencio, simplemente observando la calle. La rata había desaparecido, dejando a Richie sin distracciones.
—¿Cómo está Beverly? —preguntó Richie después de un rato, su voz era baja, casi temerosa.
—Está bien, considerando las circunstancias —respondí, recordando la escena en el baño. Beverly parecía fuerte, pero esto era demasiado para cualquiera.
—¿Eddie? —Soltó como si lo hubiera pensado decirlo desde hace rato. —Es decir, ¿Esta bien?
—Richie, lo acabas de ver, esta bien —quedamos en silencio observando el suelo.
Intenté olvidar la noche anterior, lo que había pasado con Patrick, pero era imposible sin ninguna distracción. Ni siquiera me gustaba, todo había sido una mala jugada del alcohol. Había bebido algo, bueno, en realidad había sido mucho, luego apareció Henry y tuvimos que escondernos. Una cosa llevó a la otra y antes de que me diera cuenta, todo se había.. ¿descontrolado?.
Al partir, vi a Lana salir de su habitación. Parecía más muerta que viva, y aunque estaba segura de que yo también debía tener mal aspecto, dudaba que estuviera tan mal como ella.
Richie, por su parte, parecía inquieto y más nervioso de lo normal. Algo lo perturbaba. Sentado junto a mí en las escaleras, parecía inofensivo.
Una hora más tarde, tal vez menos, los chicos finalmente bajaron. Tenían aspecto cansado y las uñas llenas de una capa de suciedad roja que no se había ido a pesar de sus esfuerzos por limpiarla. Se sentaron para descansar donde Richie y yo habíamos estado antes, el sudor goteaba por sus frentes y parecían completamente agotados.
Beverly también estaba con ellos. La chica que antes tenía una larga melena roja ahora lucía un corte de pelo que apenas llegaba a su mandíbula, un cambio que no había notado hasta ahora.
ESTÁS LEYENDO
𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐷𝑒𝑟𝑟𝑦 |𝑃𝑎𝑡𝑟𝑖𝑐𝑘 𝐻. 𝑓𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐| 𝙥𝙧𝙤𝙘𝙚𝙨𝙤
Roman pour AdolescentsHarmony Mason, una adolescente de espíritu libre, se muda a Derry con su padre. Derry es un pueblo peculiar, con secretos ocultos y misterios esperando ser descubiertos. Patrick Hockstetter, por otro lado, es un residente de toda la vida de Derry. C...