《 𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 2 》

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Agarré mi mochila y descendí por los escalones que chirriaban con cada paso, como si estuvieran quejándose por la interrupción de su sueño matutino. Me dirigí hacia la puerta que conducía a la cocina, y fui recibido por el aroma dulce y reconfortante de panqueques recién hechos. Al cruzar el umbral, la imagen de mi padre, Oscar, en medio de la cocina me saludó.

Con una sonrisa tan brillante como el sol que empezaba a asomarse por la ventana, mi padre volteó para verme. —¡Hija, qué sorpresa verte tan temprano! —exclamó, su tono de voz lleno de alegría.

Llevaba puesto su nuevo uniforme de policía, el azul marino del chaleco contrastaba con su placa de metal pulido que decía "Oficial Oscar Mason".

—Estoy contento con el traslado, este uniforme me hace ver más atractivo —bromeó, su risa llenando la habitación con calidez.

Me acerqué al mostrador de la cocina y tomé asiento en uno de los taburetes, mis ojos se posaron en el plato de panqueques que mi padre estaba preparando.

—Tendrás que ir a la escuela en bicicleta, aquí la situación con el trabajo es más que complicada —dijo con un tono de disculpa.

En la ciudad, la idea de ir en bicicleta era impensable. Las calles estaban siempre llenas de autos, las aceras abarrotadas de gente, un caos constante. Pero ahora, en Derry, un pequeño pueblo donde la vida parecía moverse a un ritmo más lento, la bicicleta era una opción viable. Supongo que es una de las muchas maneras en que la vida cambia cuando te mudas a un lugar nuevo.

Con una habilidad nacida de la práctica, mi padre levantó la sartén y vertió la masa dorada en un plato llano, colocándolo frente a mí en la mesa junto a un tarro de miel.

—Dime qué te parece —sugirió, apoyándose en el borde de la mesa mientras observaba mi reacción.

La miel se deslizó por el panqueque, creando un patrón aleatorio y dulce. Tomé un tenedor y corté un pedazo, llevándolo a mi boca con anticipación. Sin embargo, al morder, la textura reveló una sorpresa desagradable.

—Papá, esto sigue crudo —dije, buscando una servilleta para depositar el bocado parcialmente masticado.

Mi padre frunció el ceño, algo desconcertado. Tomó un pedazo del panqueque y lo probó él mismo. Con una mueca de desagrado similar a la mía, también buscó una servilleta para deshacerse del bocado.

—Lo intenté —dijo, levantando las manos en señal de rendición, su sonrisa volviendo a su rostro a pesar del pequeño fracaso culinario.

No tenía intenciones de llegar tarde en mi primer día. Me despedí de papá con un rápido abrazo, agarré mi mochila y me dirigí hacia la puerta. Al girar la perilla, el aire fresco de la mañana me golpeó, llenándome de una mezcla de ansiedad y emoción. Agarré mi bicicleta, que estaba apoyada contra la pared de la casa, y comencé a pedalear por la vereda, siguiendo las indicaciones que papá me había dado.

A lo largo del camino, vi a otros chicos dirigiéndose a la escuela. Algunos iban en patinetas, otros caminando y riendo con amigos. El final del año escolar estaba a la vuelta de la esquina, y se podía sentir la emoción de las próximas vacaciones de verano en el aire.

Sin embargo, también había un recordatorio más sombrío de por qué estábamos aquí en Derry. Postes de madera con imágenes de niños desaparecidos estaban esparcidos por todo el pueblo. Mi padre, oficial de policía, había sido trasladado aquí debido al aumento de estas desapariciones.

𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐷𝑒𝑟𝑟𝑦 |𝑃𝑎𝑡𝑟𝑖𝑐𝑘 𝐻. 𝑓𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐| 𝙥𝙧𝙤𝙘𝙚𝙨𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora