《 𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 5 》

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Podría decir, sin exagerar, que me sentía como si un autobús me hubiera atropellado. Después de una lucha interna, finalmente logré salir de la cama y me dirigí al baño. Me miré en el espejo y casi no me reconocí. Mi reflejo mostraba el desastre que había sido la noche anterior.

Decidí tomar un baño largo y relajante para ayudar a aliviar mi malestar. Cuando terminé, me envolví en una toalla blanca y me cambié de ropa. Opté por un camisón blanco y un vestido a cuadros gris, combinándolo con mis inseparables zapatillas Converse.

Ya lista para enfrentar el día, bajé a desayunar. Normalmente, no soy fan del café, pero esa mañana sentía que lo necesitaba. Además, era viernes, así que tendría que darlo todo para sobrevivir al día.

—Buenos días, dormilona —me saludó papá cuando me vio.

Me acerqué a la barra de la cocina y tomé asiento, sintiendo cómo mi cabeza latía con fuerza.

—Hoy podría llevarte al colegio, es mi día libre —ofreció papá.

Colocó su taza de café negro en la mesa y, sin pensarlo, la tomé y bebí una gran cantidad.

—Creí que no te gustaba el café —comentó, sorprendido.

—Las cosas cambian —respondí, haciendo una mueca por el amargo sabor del café.

El desayuno se sintió interminable, con el dolor de cabeza martilleando en mi cráneo y las preguntas de papá que apenas podía soportar. No era su culpa, claro, sino la mía por haberme pasado de la raya la noche anterior. Nos subimos al auto y nos dirigimos al colegio. Mientras tanto, miraba por la ventana, viendo a todos tan felices y yo sufriendo en silencio con lo que parecía una perforadora en el cerebro.

Me bajé del auto despidiéndome de papá, sintiendo la urgencia de buscar algo que pudiera aliviar mi dolor de cabeza. Caminé por los pasillos del colegio, sin prestar atención a los demás estudiantes. Me detuve frente a mi taquilla, tocándome la sien adolorida.

Abrí mi taquilla y saqué un par de libros. Noté una bolsa que no recordaba haber dejado allí, con una pequeña nota adjunta.

"Tu cabeza debe estar por reventar"

Con cuidado, saqué la bolsa, que contenía un par de pastillas.

—Hola... —Alguien chocó conmigo, interrumpiendo mis pensamientos.

Richie se recostó en las taquillas, deslizándose hasta sentarse en el suelo. Saqué dos pastillas de la bolsa y le entregué una al chico que estaba tendido en el suelo. Me tragué la otra con facilidad.

—Tengo que ir a clase —dije, cerrando mi taquilla con llave.

—Llévame contigo —suplicó Richie, alargando la última 'o'.

—No tenemos clase juntos —respondí, comenzando a caminar. Pero Richie decidió seguirme.

—¿Quién dijo que no podría ir contigo? —preguntó, con una sonrisa traviesa en su rostro.


Bueno, no puedo detenerte —dije, sonriendo a pesar del dolor de cabeza que aún persistía. Richie parecía satisfecho con mi respuesta y continuó siguiéndome mientras me dirigía a mi primera clase del día.

Al entrar en el aula, Richie se escondió tras una orda de estudiantes que entraban para tomar asiento.

La clase pasó en un abrir y cerrar de ojos. logré concentrarme en la lección y tomar notas. Richie, por otro lado, parecía más interesado en hacer bromas y distraer a los demás estudiantes.

𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐷𝑒𝑟𝑟𝑦 |𝑃𝑎𝑡𝑟𝑖𝑐𝑘 𝐻. 𝑓𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐| 𝙥𝙧𝙤𝙘𝙚𝙨𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora