Lily's grandmother | J. Potter

V

El señor Evans se encontró con su familia mientras caminaban hacia la estación de King's Cross, pero pobre Lily empezó a sentirse cada vez más aislada a pesar de la multitud que les rodeaba. Encontraron un compartimento casi vacío en el Expreso de Hogwarts y se despidieron a través de la ventana. Luego, se encorvó en un asiento de la esquina, mirando hacia el andén y sintiéndose miserable.

El ruido de los escolares emocionados que charlaban, gritaban y golpeaban sus equipajes llenaba el aire a su alrededor mientras subían al tren. A pesar de todo, Lily bloqueó todo el ruido y se sumergió en sus pensamientos. Algunos niños alborotadores irrumpieron en su espacio privado para unirse a los demás en el compartimento, pero ella los ignoró a todos.

¿Qué iba a hacer ella? ¿Qué podría hacer ella? ¿Hacer autostop de regreso a la casa de los Evans? ¿Recuperar el giratiempo y arriesgarse imprudentemente a configurar el mecanismo del reloj? ¿Aprovechar esa oportunidad? ¡Imposible! Y su abuela, la joven Lily Evans, ¿estaría ahora a bordo del futuro Hogwarts Express, ocupando su lugar junto a sus hermanos, Albus y James?

Se frotó las manchas de lágrimas de sus mejillas cuando la puerta del compartimento se abrió y se cerró de nuevo, y otro joven se sentó frente a ella. Al levantar la mirada, sus ojos se abrieron de par en par y fue como si el tiempo se detuviera. Frente a ella estaba un rostro cetrino cubierto por un pelo largo y fibroso, y esa mirada expectante no dejaba lugar a dudas. ¿Podría ser él, el chico del que su hermano tomó su segundo nombre? ¿Severus Snape? El mismo que llevó a Lily Evans a visitar el futuro y despertó en ella un temor inmenso ante lo desconocido.

Sin poder controlarse, Lily soltó con una voz constreñida:—No quiero hablar contigo.

Él frunció el ceño, confundido. —¿Por qué no?

Lily vaciló un instante, tratando de encontrar las palabras adecuadas para responder, pero su mente era un campo minado de bombas de tiempo y no deseaba interactuar en absoluto dentro de esa peligrosa situación.

—Hiciste que Petunia me odiara—logró decir finalmente, su voz cargada de dolor y resentimiento.

Severus pronunció con indiferencia: —¿Y qué importa eso?

La mirada de Lily se llenó de profundo desagrado ante su respuesta—¡Ella es mi hermana!

Él intentó rectificar rápidamente—Ella es sólo una...

Pero cerro la boca antes de que pudiera terminar la frase, Lily, demasiado ocupada tratando de secarse los ojos sin que nadie se diera cuenta, no le escuchó.

Severus Snape intenta corregir el error que casi provoca.

—¡Pero nos vamos!— exclamó él, incapaz de contener la emoción en su voz. —¡Esto es increíble! ¡Nos vamos a Hogwarts!

Ella asintió y se secó los ojos, aunque no pudo evitar mostrar una leve sonrisa. Sería una aventura única ver Hogwarts por un día y una vez que resolvieran el asunto del Giratiempo, todo volvería a la normalidad.

—Será mejor que termines en Slytherin —dijo Snape, animado al ver que ella empezaba a animarse un poco.

—¿Slytherin?

Uno de los chicos que compartían el compartimento, que hasta ese momento no había mostrado ningún interés en Lily ni en Snape, miró a su alrededor al escuchar la palabra. Lily se sorprendió al ver que su apariencia se parecía mucho a una foto de su padre cuando estuvo en Hogwarts. Sabía que no podía ser él, pero no pudo evitar que los labios le formasen la palabra "¿Papá?" antes de darse cuenta de su error. Debía ser James, su abuelo.

—¿Quién estaría dispuesto a pertenecer a Slytherin? Creo que yo lo consideraría, ¿y tú no? —le preguntó el niño a su amigo, recostado en los asientos frente a él. Con un sobresalto, Lily se dio cuenta de que se trataba de un Sirius Black muy joven.

—Toda mi familia ha estado en Slytherin —dijo Sirius.

—Vaya —comentó James—. Y pensé que lucías bien.

Sirius esbozó una sonrisa.

—Quizás rompa con la tradición. ¿Y tú, a qué casa te gustaría ir si tuvieras la opción?

James alzó una espada invisible.

—Tiene que ser '¡Gryffindor, donde habitan los valientes de corazón!' Como mi padre.

Snape emitió un pequeño sonido despectivo. James se volvió hacia él.

—¿Acaso te molesta eso? —inquirió.

—No —respondió Snape, aunque su leve mueca de desprecio indicaba lo contrario—. Si prefieres ser fornido en lugar de inteligente...

—Y tú, ¿a dónde crees que irás si no eres ninguna de las dos cosas? —interrumpió Sirius.

James soltó una risotada. Lily se sentó, visiblemente sonrojada, y observó a James y Sirius con disgusto.

—Vamos, Severus, busquemos otro compartimento.

—¡Ooooo...!

James y Sirius imitaron su voz altiva; James incluso intentó hacer que Snape tropezara al pasar.

—¡Nos vemos, Snivellus! —gritó una voz, justo antes de que la puerta del compartimento se cerrara de golpe.

El estruendo ocasionado por el cierre de la puerta hizo que Lily se detuviera en seco. ¿Había perturbado el tiempo mismo? ¿Acaso la verdadera Lily Evans se había enamorado a primera vista? ¿De ese alborotador arrogante y ruidoso? La pobre Lily Potter luchaba por recordar. Lo único que tenía claro era que Lily Evans, en algún momento, se había convertido en la novia de James. Quizás no estaría de más posponerlo uno o dos días hasta que la verdadera Lily Evans apareciera. Atormentada por el miedo desesperado de alterar el destino preestablecido del tiempo y, al mismo tiempo, poco dispuesta a enfrentarse a ese repugnante patán llamado Potter, su rostro reflejaba conflicto.

—¿Lily? —dijo Snape, mostrando verdadera preocupación por ella.

Ella lo miró fijamente. Allí, en el pasillo del Expreso de Hogwarts, Lily Potter quedó pasmada al ver a Severus Snape y recordó que él realmente había amado a la verdadera Lily Evans. ¿C
ómo se suponía que debía alejarlo? ¿Qué estrategia podría utilizar para separarlos?