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Las vacaciones navideñas habían pasado en un abrir y cerrar de ojos para Lily

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Las vacaciones navideñas habían pasado en un abrir y cerrar de ojos para Lily. Ella había examinado el giratiempo con detenimiento y fácilmente podría haberlo girado unas horas hacia adelante o hacia atrás, pero, ¿años? Ni siquiera podía imaginar el propósito de las numerosas palancas, perillas y engranajes en el reloj adjunto, y ciertamente no se atrevía a experimentar con ellos.  Su padre, el Sr. Evans, no pudo ayudarle sobre el asunto, pues si bien él mismo había realizado  modificaciones al dispositivo, lo había hecho a ciegas, siguiendo las instrucciones de la verdadera Lily Evans.

La única opción para Lily Potter era devolver el Giratiempo a su escondite en el árbol del jardín y esperar pacientemente unos días.

Y esperar fue lo que hizo. Sin embargo, de alguna manera, el Año Nuevo llegó y se fue sin que la verdadera Lily Evans regresara del futuro. Y luego, antes de que se diera cuenta, llegó el día de regresar a Hogwarts, despertando un nuevo temor en su interior.

—Petunia, prométeme que nunca más tocarás mi Giratiempo—le exigió Lily con firmeza mientras se preparaban para partir hacia la estación de tren, sus grandes ojos verdes resplandeciendo con un rastro de ansiedad.

Petunia, que estaba absorta en la lectura de una revista de moda, levantó la vista con una expresión de aburrimiento absoluto en su rostro alargado.

—¿A quién le importan tus juguetes raros de todos modos? —masculló Petunia con desdén, rodando los ojos mientras se apresuraban hacia la parte trasera del auto familiar, un Ford Zodiac mk4 de color celeste—. Es solo un estúpido artefacto que arruinó mi Navidad.

—¡Promételo! —insistió Lily, la preocupación reflejada en su rostro.

—¡No pienso hacerlo! —replicó Petunia, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño—. Deja de ser tan melodramática, Lilianne. No todo gira alrededor de ti y tus cosas de fenómeno. Además, ¿por qué te importa tanto? Es un reloj viejo y feo.

El Sr. Evans, que estaba cargando el pesado baúl de Lily en el maletero, se detuvo y las miró con severidad a través de sus gruesas gafas. Sus ojos, del mismo verde brillante que los de Lily, se entrecerraron con desaprobación.

—¡Petunia! —dijo con firmeza mientras subía al asiento del conductor—. Prométeselo a tu hermana. No es mucho pedir, y sabes lo importante que es para Lily.

La rubia puso los ojos en blanco y resopló, visiblemente molesta por la intervención de su padre.

—Está bien, está bien, lo prometo—dijo con evidente sarcasmo, chasqueado la lengua.—¿Contenta ahora, fenómeno? ¿Puedo volver a mi revista o hay más demandas ridículas?

Lily frunció el ceño, claramente disgustada por el tono despectivo de su hermana mayor, pero optó por no discutir más. En su lugar, se apresuró a subir al auto, aferrándose a su bolso con fuerza, como si temiera que en cualquier momento Petunia pudiera arrebatárselo.

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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Lily's grandmother | J. Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora