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Una semana había pasado. Una semana repleta de encuentros sexuales entre Steve y Tony. Cada día las plumas se tornaban negras y cada día Thor las volvía a hacer blancas y puras.

Steve disfrutaba de sus encuentros con Tony. Se fue dando cuenta de su evidente atracción por el demonio. Thor lo llamaba amor. ¿Pero acaso era amor? ¿Podría decir que sentía amor por alguien que apenas y conocía?

Pero algo le quedaba claro. Quería conocer más a Tony, saber sus gustos a parte del sexo, saber sus pasatiempos aparte del sexo, saber sus ideas, aparte del sexo.

Cada vez que pensaba en eso llegaba a la misma conclusión: Tony solo lo quería para sexo. Y eso le golpeaba fuertemente en el corazón, y dolía.

Había bajado a la Tierra, como lo habían acordado. Fue al departamento del incubo, pero este no estaba.

Steve se preguntaba si el demonio ya se había cansado de él y se había ido a buscar otras presas. Su corazón volvía a oprimirse.

También pensó en Loki. Thor había dicho que Loki y Tony tenían una buena relación. ¿A qué clase de relación se refería? No tenía ni idea.

Se sentó frente a la puerta del departamento. ¿Debía esperar?

-¿Steve?- oyó la voz de Tony.

Subió la mirada. Tony cargaba con algunas bolsas de compras. Parecían pesadas.

-¿Estabas...?-

-Fui a comprar algunas cosas. Juguetes y eso, ya sabes- hablo pícaro el íncubo.

Steve se sonrojó al imaginarse los "juguetes" que había comprado Tony. ¿Querría usar esa clase de juguetes?

-¿Me ayudas para poder abrir la puerta?- preguntó el demonio.

Steve rápidamente cargó las bolsas y Tony sacó las llaves del departamento para abrirlo. Estando a dentro dejó las bolsas en el sofá y se lanzó a besar los labios del castaño apasionadamente.

-¿Que te tiene así? se supone que el amante del sexo soy yo- habló el demonio al separarse.

Steve solo miró las bolsas. ¿No satisfacía lo suficiente a Tony como para que tuviera que comprar "juguetes"?

Él íncubo siguió la vista del ángel hasta toparse con su compra. Rió al imaginarse lo que pasaba por la mente de Steve en esos momentos.

-No son para mí. No me dan lo que necesito- habló el castaño acercándose al ángel. -Los compro para mis amigos del infierno, a los cuales debo ir a ver hoy-

Steve suspiró un poco aliviado pero luego volvió a tensarse. ¿Tony bajaría al infierno? ¿Por qué iría sin él? ¿Se estaba comportando como un tóxico? Ni siquiera tenía derecho de reclamarle.

-Iré contigo- habló el ángel en un susurro.

-¿Estás loco?- preguntó el demonio divertido

-Loco por ti- Steve lo abrazó.

-Definitivamente te he convertido en un completo pecador- se burló Tony.

-Definitivamente te he convertido en un completo pecador- se burló Tony

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Cayendo en el pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora