05.

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Dos semanas se habían ido volando. Steve sabía que si seguí ya no habría vuelta atrás. Se encaminó al departamento de Tony.

Tocó una sola vez y el demonio le abrió. Estaba en pijama, seguramente estaba durmiendo. Se mostró sorprendido al ver al ángel.

-¿Steve? Es muy temprano para que estés aquí, habíamos acordado a las 10- habló medio dormido.

-Quise venir antes. Para invitarte a salir- dijo apenado el ángel.

Tony lo miró de arriba a abajo. Traje formal, flores y una caja de bombones. Además, se había puesto perfume. Era obvio que era una cita.

-Espera sentado en el sofá, iré a arreglarme. Y esto me lo llevo- dijo Tony y tomó las flores y los bombones.

Steve solo vio como Tony se iba a la cocina. Tony dejó las flores en un jarrón y los chocolates en la nevera. Entró a su habitación a cambiarse.

Se colocó un traje formal, se peinó hacia atrás y se perfumó. Salió de la habitación ya listo para salir.

-¿Y a dónde vamos?- preguntó.

Steve lo miró y sonrió.

-A un restaurante- respondí y se acercó para besar a Tony.

-No me quejó de tus besos. Pero si me besas tanto me llevaré y ya no podré cenar- dijo Tony separandose.

-ah, si- hizo un puchero

Tony rió ante la tierna actitud de Steve. Tomó su mano y lo dirigió a la puerta del departamento.

Estando fuera cerró con llave. Steve lo guío a un auto. Tony se sorprendió al verlo.

-¿Cómo tienes un auto?- preguntó sin creerselo

-Hice un cambio por él- respondió Steve abriendo la puerta para Tony.

-¿Que clase de cambio?- preguntó curioso el demonio pero ya Steve había subido al carro.

-No te diré. Anda sube- dijo el ángel.

Tony subió aún preguntándose qué cambio habría hecho Steve para conseguir un vehículo humano. Steve arrancó el carro y manejó por las calles de la ciudad camino al restaurante.

-Sí no me dirás qué cambio hiciste, por lo menos dime cómo sabes conducir- habló Tony.

-Tomé clases está semana- respondió el rubio.

-Ya veo-

-Deja de hacer tanta preguntas curioso-

Tony negó con la cabeza y sonrió. Steve lo había invitado a una cita y había aprendido a conducir solo por él. Pero no podía enamorarse. Si lo hacía era seguro que ambos saldrían heridos. Eran distintos, con distintas reglas.

Miró por la ventanilla del carro para evitar pensar en eso. Steve lo vio de reojo pero no dijo nada.

Llegaron al restaurante. Tony se sorprendió al ver que el restaurante era uno de los más caro y lujosos de la ciudad. Y lo peor, estaba completamente vacío.

-Creo que está cerrado- dijo el demonio.

-Está abierto. Solo que lo reservé exclusivamente para nosotros-

Tony lo miró asustado. Ahora sí estaba preocupado. ¿Steve habrá vendido su alma o algo?

-No ya, respóndeme. ¿Cómo conseguiste el carro, el restaurante..?-

-Te cuento dentro-

Steve extendió su mano hacia Tony. Este suspiró y tomó la mano. Ambos entraron al restaurante. Los atendió un mesero. Luego de que el mesero se retirara con sus pedidos Tony miró inquisitivamente a Steve.

Cayendo en el pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora