-Steve, quiero romper nuestro pacto-
La expresión de Steve demostraba sorpresa y confusión. ¿Que quería decir Tony con eso? ¿Lo dejaría? Bueno, ellos nunca llegaron a tener una relación como tal. Pero ¿En serio?
-¿A qué te refieres?- preguntó el rubio.
-Ya lo sabes Steve. No me hagas explicártelo- susurró Tony avergonzado.
-¡No! ¡No lo sé!- gritó Steve ya enojado.
-¡Que ya no me voy a acostar contigo Steve! ¡Ya no tienes suficiente energía vital para complacerme! ¡Incluso tienes menos que un humano promedio!- gritó igual el demonio.
-¡¿Y eso qué?!- preguntó
-¡¿Y eso que?! ¡Que sin energía no puedo alimentarme! ¿Acaso quieres que muera?- preguntó el demonio.
-¡Debe haber una manera!-
-¡¡Deja de ser egoísta!! ¡Solo me quieres para ti!- soltó con ira el demonio.
-¡¿Egoísta?! ¡Egoísta eres tú qué no piensas siquiera en como me siento! ¡Lo único que te importa es el sexo!-
Después de decir eso Steve se arrepintió por completo. Las facciones del rostro de Tony cambiaron. Lágrimas corrieron por sus mejillas. Steve trató de acercarse pero Tony retrocedió.
-Es cierto. Yo solo pienso en sexo. ¿Pero sabes por qué? ¡Porque soy un maldito íncubo!- exclamó. -¡Yo no tengo la culpa de ser lo que soy! ¡Sin sexo no hay energía y sin energía me muero! ¡¿Escuchaste?! ¡Me muero!- gritó.
Steve sabía que la había jodido. Ahora Tony estaba llorando y arrepintiendose de su propia existencia.
-Tony yo...- intentó hablarle.
-¡Tony nada! ¡Ni siquiera te importa si muero! ¡Al carajo tus sentimientos entonces! ¡Mi vida está en juego!- gritó con dolor el demonio.
Steve permaneció en silencio. Su vida también está a en juego. Sería cuestión de dos o tres días para que desapareciera del mundo.
Él no quería esto. No quería pelear con Tony en sus últimos días de vida. Él quería que ambos permanecieran juntos.
-Tony escucha, perdón por...- comenzó a hablar pero Tony lo interrumpió.
-Ya no pidas perdón Steve. Me largo. Puedes quedarte el departamento. Me voy al infierno- recogió algunas cosas y se encaminó a la puerta.
-¡Tony no!- Steve lo siguió. -¡Ahg!- soltó porque una punzada llegó a su espalda.
Cayó de rodillas y lo último que vio antes de volver a desmayarse fue a Tony salir del departamento.
-Que desastre- dijo el dios pelinegro quien veía todo a través de una esfera de cristal
Había estado siguiendo los pasos de Steve desde que lo desterraron, por petición de Thor. Había visto y escuchado toda la pelea. Ambos habían sido egoístas y cobardes.
Él sabía de los sentimientos de Tony hacia Steve. También sabía de la cobardía que ambos sentían respecto a esos sentimientos.
Tony tenía miedo de enamorarse de Steve. Steve sentía miedo del rechazo de Tony. Y al final terminó por pasar.
Loki suspiró frustrado nuevamente. Dejó la esfera de cristal a un lado y salió de la habitación.
Bajó al mundo humano. Llegó al departamento de Tony, que ahora era de Steve, y entró con la llave que tenía.
Se agachó para tocar la cabeza de Steve, el cual se hallaba en el suelo inconsciente.
-Oye, rubio- dijo.
Steve poco a poco fue abriendo los ojos. Se sorprendió al ver a Loki ahí. Se sentó en el suelo y Loki hizo lo mismo.
-¿Que haces aquí? ¿Thor te mandó?- preguntó el rubio.
-No, vine porque ví la discusión que tuviste con Tony- dijo el pelinegro.
Steve se sintió avergonzado.
-Se que fui un idiota. No debí decirle eso. Fui un egoísta-
Se sinceró el ex ángel.
-ambos lo fueron- dijo el dios.
-Yo solo quería que se quedara conmigo en mis últimos días-
-Debiste decírselo. Tal vez así no hubiesen discutido-
Ambos quedaron callados. Loki observaba como Steve jugaba nervioso con sus dedos.
-No me queda mucho tiempo. Planeé que fueran unos dos o tres días. Pero si sigo así, no llegaré ni a mañana- habló el rubio.
Loki asintió. Él sentía que cada vez la energía vital de Steve bajaba en cantidades bestiales. No era normal.
-trata de llegar a mañana- dijo el dios levantándose del suelo.
Comenzó a caminar hacia la puerta y la abrió. Miró una última vez a Steve, quién seguía en el suelo, y luego se fue del departamento rumbo al infierno.
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Cayendo en el pecado
FantasyCuando decides romper las reglas aunque tú vida esté en peligro.