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Escuchen la canción y vean el Donghua.

Tian Guan Ci fu o Heaven officia'ls Blessing

Luego de leer este cap, obvio.

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Llegó a casa sin aliento, intensas nubes de vapor se condensaban alrededor de su rostro morado y surcado de lágrimas.

Se apresuró a cerrar la puerta, luego se desplomó en el suelo, llorando desesperadamente. Sentía que su corazón se hacía añicos, quería gritar, pero de su boca no salía ningún sonido más que sollozos.

Sabía en lo que se estaba metiendo al acercarse a ese demonio, lo sabía. Había aceptado el riesgo sin pensar realmente en las consecuencias, nunca habrían podido ir más allá de esas diferencias que ahora le parecían insuperables. Por un momento creyó que su amor podría superar cualquier dificultad, sin embargo, ver la indiferencia en el rostro de Sesshomaru tras su confesión, hizo que perdiera todas sus esperanzas.

Ni siquiera supo cuánto tiempo pasó echada en el piso de su desolada cabaña, se levantó de mala manera, solamente porque empezaba a sentir mucho frío. El sol ya se había puesto, dando rienda suelta a la noche.

Su casa estaba sumergida en una oscuridad opresiva y asfixiante, el ambiente se sentía húmedo y un tanto apesadumbrado. Necesitaba encender el fuego lo más pronto posible.

Tras varios intentos fallidos, finalmente logró encender el fuego. Una vez sentada frente a las llamas que calentaban su hogar, los recuerdos de la impasibilidad de Sesshomaru ante sus inquietudes, comenzaron a inundar su mente.

Otra lágrima se deslizó por su mejilla, no solo se había humillado delante del demonio, pretendiendo lo imposible, sino que también se había demostrado ser de corazón débil e iluso. Una humana patética ante los ojos del Daiyokai.

No tenía hambre y mucho menos quería hacer nada. Quería hundirse en un sueño profundo, pero su cabeza la seguía atormentando, impidiéndole pensar en otra cosa que no fuese en el frío demonio del cual estaba irremediablemente enamorada.

De repente, escuchó que alguien tocaba a su puerta. Sintió una opresión en el pecho, no quería ser vista en esa condición deplorable, más era demasiado obvio que ella estaba en casa, no era posible fingir e ignorar a su visitante.

Con un enorme esfuerzo se levantó, se acercó a la puerta y abrió vacilante.

Shippo se quedó mirándola como si acabara de ver un fantasma.

—¡Kagome!, ¿Estás bien?

Ella no le respondió, bajó la cabeza y se hizo a un lado, dejándolo entrar.

Enamorarse de nuevo ( Pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora