17

509 75 22
                                    

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

¡AIRE!

Necesitaba aire fresco, limpio y prístino. Oler la hierba mojada, el rocío en las hojas, la corteza húmeda de los árboles después de la lluvia torrencial. Borrar el olor de la miko de su memoria, de sus fosas nasales. Esa fragancia tan descaradamente intensa, arrogante contra su fino olfato.

Corrió, se precipitó entre las frondas, llegando tan lejos como pudo, cerca del río, no lejos de la aldea. Se sentía como un animal dominado por sus instintos primordiales, incapaz de controlarse. Esas hierbas secas debieron haber confundido sus sentidos. Sin embargo, sabía perfectamente que no era así, que no era culpa de las hierbas para nada, era el puro y simple olor de la sacerdotisa que despertaba en él instintos largamente reprimidos.
 

«¡Esa maldita humana le había lanzado un maleficio de seducción, no hacía otra cosa que pensar en ella!»

«Son todas excusas, deja negar la realidad y acéptalo Sesshomaru. Llevamos tiempo deseando a la miko y no permitiré que me apartes de ella solo por culpa de tu estúpido orgullo. La miko ha demostrado ser una hembra fuerte, digna, magnánima y leal. La hembra que todo soberano necesita a su lado. No nos teme, no le importa nuestro título o raza, tampoco nos odia, a pesar de que varias veces intentaste hacerla desaparecer junto con su delicioso olor. ¿No recuerdas por qué intentaste matarla en la tumba de nuestro padre? Podrás engañar a otros, pero no a ti mismo, ambos sabemos cuál fue la verdadera razón. Su olor nos cautivó desde el primer instante en que lo percibimos, desde ese entonces la deseamos, la queremos, aun así, dejaste que ese estúpido híbrido la hiciera suya, dejaste que la hiciera sufrir. ¡Si no haces nada para acercarte a la miko, entonces lo haré yo!»

El monólogo en su mente terminó con una inmensa explosión de yuki, la bestia en su interior estaba por perder el control.

Los ojos de Sesshomaru se abrieron, dándose cuenta de que estaba arrodillado sobre los guijarros a orillas del río. Jadeante por el destello de poder repentino y con la cabeza entre las manos, trataba de contener la fiera que luchaba por salir a la superficie.

Echó la cabeza hacia atrás, inhalando una gran bocanada de aire húmedo. Era como si una pared se hubiera derrumbado dentro de él, liberando su mente, permitiéndole escuchar la voz que había reprimido durante tanto tiempo.

Apretó los dientes, rugiendo cuando su verdadera forma de demonio tomó el control. Abandonado el último atisbo de compostura que se requería, se lanzó al vuelo, superando las ligeras nubes de humedad que velaban el cielo, persiguiendo al sol en busca de un consejo.

                                 

—Escucha Kagome. Debes aclarar las cosas con Inuyasha de manera que no sé siga en su afán por recuperarte.

Sango, habiendo terminado la comida, estaba preparando un té de hierbas.

Las dos mujeres continuaron su conversación, ahora concentrándose en alguien más.

—Lo sé, Sango —Kagome negó con la cabeza, desconsolada—. Es solo que Inuyasha no parece entender que lo nuestro ya no tiene solución, temo su reacción cuando se entere de mis sentimientos hacia su hermano.

Sango observó mientras le entregaba su taza humeante. Su amiga tenía razón, era mejor no revelar ese detalle, Sabía exactamente cómo era Inuyasha y en ese período era intratable.

>> Pero lo haré, por el bien ambos—, Kagome continuó, ahora mirando a los ojos de su amiga con una mirada determinada—. Pondré fin a nuestra historia.

Sango sonrió, Kagome era una verdadera fuerza de la naturaleza, capaz de recuperarse de cualquier situación desagradable que se encontrara. Se sentía realmente orgullosa de ella.

—Estoy segura de que lo harás, Kagome. Ahora tengo que dejarte, no confío en dejar a Miroku solo con las chicas por mucho tiempo, las consiente demasiado.

Una risita escapó de Kagome.

—Miroku disfruta descansar, mientras las niñas torturan al pobre Shippo

Sango se echó a reír, sus pequeñas solían ser dos diablillas traviesas y cuando estaban con su padre eran aún peor.

—¡Hasta luego, trata de curarte adecuadamente y evita correr bajo la lluvia!

Kagome se sonrojó al recordar el gesto imprudente y descuidado del día anterior. Se despidió de Sango, quien cerró la puerta detrás de sí.

Una vez sola, Kagome se alzó de su futón, abrió un poco la ventana, dejando que su mirada vagara más allá del pequeño portillo. Los colores de la naturaleza lucían brillantes, como siempre después de una fuerte lluvia. Parecía como si toda esa agua hubiera limpiado el bosque y todo lo que lo rodeaba. Ella también se sentía más limpia, más liviana. Esa noche tormentosa también había deshecho las nubes que nublaban su alma.

Sango salió de la cabaña de Kagome con una sonrisa de alivio en su rostro. Estaba feliz con todo, Kagome estaba sanando tanto en cuerpo como en alma.

Se alejaba apenas unas decenas de metros de la casa de su amiga cuando, con el rabillo del ojo, percibió un movimiento a su derecha. De las frondas cercanas al bosque, apareció una figura cándida. Cuando se dio la vuelta vio que se trataba de Sesshomaru.

Ni siquiera lo había sentido acercarse, pero a diferencia de la noche anterior, esta vez no sintió miedo, consternación, o terror. De hecho, no pudo contener una risita pícara al verlo.

—¿Viniste a ver como está Kagome? Nunca le había importado el tono que usaba con él, y mucho menos ahora.

—No es de tu incumbencia. —Replicó él secamente.

—Ella está bien —Le informó, sin importarle lo que acababa de decirle el demonio—. ¿Quieres pasar y saludarla?

Fue un momento, pero Sango sintió la sorpresa de Sesshomaru después de esa invitación. ¡Ah, lo había atrapado! Pero precisamente, fue solo un segundo, el demonio inmediatamente recuperó la compostura. Incluso si su irritación era obvia.

—Dile que me busque cuando esté curada.

Y, tal como había aparecido, desapareció entre las espesas frondas de la maleza, desapareciendo rápidamente de la vista de Sango.

«¡Bah, qué personaje!» Pensó Sango.

Sin embargo, una sonrisa de satisfacción adornó sus labios. Nunca había visto al gran demonio cambiar su actitud tan abruptamente, y de una manera que incluso ella se había dado cuenta. Miroku tenía razón, el frío Daiyoukai había caído ante los encantos de su amiga.

❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍❍

¡!Hola holaaa!! Feliz año nuevo. ¿Cómo están? Espero se hayan divertido mucho durante las festividades. 

Como siempre, gracias por leer mi historia.

Enamorarse de nuevo ( Pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora