14 Días Para San Valentín (Rirae)

Día 2

El día anterior no fue tan malo como espero.

Puede que no haya tenido un lugar específico para ir con el pelirubio, pero se la pasaron muy bien.

El día de hoy, lo volvió a invitar a salir. Está vez si dijo que quería una cita.

— ¿Le parece si vamos al cine? — pregunto el menor mirando al mayor a su costado.

Taerae diría que sus nervios se habían esfumado, pero sería una cruel mentira, una muy, pero muy cruel, mentira.

— Si, está bien — respondió el mayor mientras asentía ante la idea.

Ambos caminaron en un silencio muy cómodo hacia el cine para decidir que película verían.

Quizá no fue una buena idea el de escoger una película de terror teniendo en cuenta que el es muy asustadizo.

Pero, ¡Maldita sea!.

Ricky tenía que sonreír cuando vio que esa dicha película estaba por ser estrenada y Taerae perdió todo sentido de razón ante esa brillante sonrisa que Ricky tenía.

Ok, ahora Taerae podía confiar que, no solo era una atracción física lo que sentía por Ricky, si no que, estaba enamorado del rubio.

Pero bueno, volviendo al punto. Ahora ambos se encontraban sentados en "los mejores asientos", según Ricky.

El mayor se encontraba completamente emocionado por aquella película que tanto espero ver, mientras que el menor, bueno, el simplemente se encontraba rezando mentalmente para no hacer sus típicas escenas de pánico cuando estaba asustado. Si, aveces el peligris llegaba a ser demasiado dramático.

Una vez que la película comenzó, Taerae se aseguro de reprimir un grito cuando las luces del lugar se apagaron, y es que, rayos; Taerae era completamente un miedoso, y no temia aceptarlo.

Hasta en una ocasión se desmayo solo por qué su hermano menor lo sorprendió al salir debajo de su cama mientras gritaba “¡Te encontré!”.

Aún le daba escalofríos recordar eso.

— ¿Estás bien Taerae? — escucho la voz preocupada del mayor.

Taerae lo miro y pudo notar, efectivamente, preocupación en su rostro.

— S-si — respondió tratando de sonar convincente.

El pelirubio lo miro un poco dudoso, para luego hablar.

— Si quieres podemos ver otra película — dijo Ricky con un tono amable.

El menor negó.

— No, está bien Hyung, podemos ver esta peli... — el grito de la audiencia lo interrumpió, ocasionando que el también gritase.

El pelirubio iba a volver a hablar, pero el peligris lo interrumpió.

— Encerio Hyung, podemos ver la película — dijo con una sonrisa nerviosa.

Ricky suspiro para luego asentir y volver su vista a la gran pantalla, y dudando de hacer lo que estaba a punto de hacer.

Pero, ¡Diablos!, No pudo evitar hacerlo al ver el lindo y tierno rostro del menor con temor y un inconsciente puchero en sus labios.

Así que, busco la mano del menor y la entrelazó con la suya, ocasionando un lío completo en el interior de Taerae.

Puede que el hecho de tomar su mano ya haya sido un poco comprometedor, y el haberlas entrelazado superaba ese hecho.

Sin duda alguna, lograría que Ricky se enamorara de el antes de que llegase San Valentín.

— La película no estaba tan mala como pensé — comento el menor con una sonrisa.

Al parecer la película era más larga de lo que esperaban, pues cuando salieron ya era de noche. Y por eso, Ricky se ofreció a acompañar al menor a su casa.

— Si, tienes razón — dijo Ricky.

— Pensé que daría más miedo.

Tremendo cinismo el suyo al mentir de aquella forma, teniendo en cuenta que había gritado más de 20 veces, y había abrazado Ricky unas 10.

Sin duda alguna, apenas Taerae llegué a su casa se encerrará en el baño de su habitación a llorar de la vergüenza que se estaba aguantando.

Pero aparte de los gritos y abrazos que dió Taerae, Ricky comento que se divirtió mucho. Y eso era un avance para Taerae; teniendo en cuenta que tan solo le quedaban 12 días más.

— Bueno, está es mi casa Hyung — dijo el peligris una vez que estuvieron frente a la residencia de la familia Seok.

— Linda casa — comento el mayor observando el hogar del menor.

— Gracias — dijo con una leve sonrisa — Bueno, lo veré mañana en la escuela Hyung, tenga cuidado cuando vuelva a su hogar — su nerviosismo salió a la luz una vez más.

— Claro, tu también cuídate Taerae. Adiós — dijo el mayor a punto de irse.

Pero se detuvo en seco cuando sintió unos esponjosos y suaves labios sobre su mejilla.

Taerae lo había besado.

— Adiós — dijo con un gran sonrojo y corriendo hacia adentro de su hogar, dejando a un rubio solo y con el corazón a mil — ¡Ah, que vergüenza! — grito una vez que estuvo dentro de su casa y se deslizó sobre la puerta.

— Y mucha diría yo — escucho la voz de su pequeño hermano.

Volteo a su dirección y vio que estaba viendo por la ventana acompañado de sus padres.

— ¡No me espíen! — grito avergonzado y se fue hasta su habitación.