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Estaba avergonzado, triste y asustado, su mente lógica le decía que debían ser las hormonas, pero de lo que si estaba seguro era que quería ir a casa, acostarse en su cama, que el mayor lo abrazara y le dijese qué todo estaría bien.

-Muy bien, vamos - le dijo el mayor tomando su mano

Sintió como el aire dejaba bruscamente sus pulmones, ni si quiera había notado que aguantaba la respiración esperando la respuesta de su jefe.

Salieron de la consulta sin decir nada, cada uno metido en sus pensamientos

Escucharon una voz llamarlos a sus espaldas, Spencer no quería girar, temiendo otra confrontación, pero la misma enfermera que le tomo el examen venía casi corriendo hacia ellos.

-Joven espere, es el informe de su examen, tómelo - le dijo con una pequeña sonrisa

La miro por un momento, esperando que soltaste tonteras al igual que el doctor, pero no sucedió, así que acepto los papeles y le dio un leve agradecimiento

Ya en el auto pensaba en que decir, probablemente Hotch estaba enojado, por su culpa no solo salió a la luz su relación, sino que debido a su descuido fue tachado de abusador.

No dijeron nada en todo el camino, llegaron a la casa y entraron en completo silencio.

-Disculpa Spencer, por mi descuido te puse en una situación muy incomoda - dijo el mayor sentandose en el sofá, mientras que el menor lo hacía a sus pies

-¿... Que? No señor, fue culpa mía, si hubiese prestado atención...

-No, estabas preocupado por tu salud - suavemente comenzó a acariciarle el cabello - además si no hubiese dejado esas marcas en lugares tan visibles no habrías tenido que pasar por esto, ni con el doctor, ni con Morgan. Creo que lo mejor sería que por lo menos por un tiempo...

Sintio su cuerpo tensarse, no podía respirar, le faltaba el aire, el mayor lo iba a dejar, por su estupidez el hombre no lo quería más. Era obvio, su jefe era alguien perfecto, guapo, educado y con un buen trabajo, pero en cambio él, él no pensaba antes de hablar, era un adicto y su cuerpo era extraño, alto, flaco y fértil. Si, lo único que tenía bueno era su trabajo.

-¿Spence? ¿Spencer qué pasa? - rápidamente el mayor lo subió a su regazo y tomo de las mejillas - ¡Spencer respira!

-No... No ss deje... Yo... Yo... - estaba entrando en pánico, debía decir algo, cualquier cosa con tal de que no rompiera la relación - yo seré bueno, me... Me quedaré aquí en la casa, así que... así que...

-Shhhh... Tranquilizate y respira hondo. No te estoy dejando, no iré a ningún lado

El mayor dejaba besos en su pelo a la vez que lo mecía suavemente, poco a poco se fue relajando, cuando los besos bajaron a su frente, a sus ojos y por último a sus labios, su cuerpo quedo laxo entre sus brazos.

-Te amo, como podría si quiera pensar en dejarte

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