•»𝟮𝟲«•

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Abril obviamente seguía enojada, la evitaba a toda costa y las pocas veces que se veían, sólo se burlaba de ella. Habían pasado unos días desde que hablaron, pero no podía estar más feliz. Cada vez que cruzaban miradas, Samantha la miraba burlona y formaba con sus labios la palabra "celosa" haciendo sonrojar cómo loca a Abril, quien comenzaba a gritarle. La vida era hermosa para la pálida, eso hasta que llegó a su casillero. Esperaba encontrarse con Abril, considerando que eran vecinas, pero allí estaba nada más y nada menos que, Juan.

—Hola, rarita —dijo burlonamente, pero en sus ojos había odio. Samantha no se acercó, intimidada ¿Qué había hecho ella ahora?

—Quítate de mi casillero —dijo ya que el chico estaba impidiéndole abrirlo.

—No lo creo, primero quiero hablar contigo —dijo agitando un dedo amenazador, delante de ella.

—No quiero, ahora apártate —dijo firme, frunciendo el ceño, el chico soltó una carcajada hipócrita.

—Pues vas a tener que querer —otra vez ese brillo asesino en sus ojos, la asustaba un poco.

Intentó alejarse, pero él la sujetó por el brazo y apretó el agarre, comenzó a arrastrarla por el pasillo mientras Samantha se quejaba.

—¡Déjame! —le exigía, pero el chico no la escuchaba.

Llegaron hasta los baños para chicos y la obligó a entrar. Ya dentro, la apretó contra la pared y la jaló del cabello, quedando frente a ella. Samantha se mordió la lengua por el dolor.

—Me estas lastimando... —comenzó a decir, pero Juan la jaló más fuerte del cabello

—¡Auch!

—Escúchame bien, Rivera, porque no pienso volver a repetirlo —comenzó, acercando su rostro a la oreja de la chica.

—Te quiero lejos de Abril, es mi novia. Yo soy quien la manosea cuando quiero, el que la besa y le mete la polla hasta el fondo, haciéndola delirar. —le rectificó riendo y Samantha sintió su rostro arderle.

Levantó la rodilla, queriendo darle un golpe, en verdad quería molerlo hasta que sangrara, pero el chico se anticipó a su movimiento y lo bloqueó antes de propinarle un puñetazo en el estómago. Samantha perdió el aire.

—Buen intento, no caigo dos veces —dijo arrastrándola hasta que cayó al piso, sostenía su cabeza por el cabello mientras Samantha se sujetaba con la mano.

—Ella te odia, te detesta y en verdad, le asquea que la andes acosando. Por eso te quiero lejos de ella.

—Yo... ahhh —gimió sin poder aguantar el dolor, el cuero cabelludo le dolía y las rodillas se le estaban afincando dolorosamente en las baldosas del piso.

—Te dejaré una advertencia —dijo el chico, obligándola a arrastrase hasta una de las casetas y abriendo la tapa del escusado

—Espero que tengas un buen buceo.

Le hundió el rostro en el agua del retrete, no le dio tiempo ni de aguantar la respiración y Samantha comenzó a tragar agua mientras el oxígeno se le escapaba de sus pulmones. Se estaba ahogando y en eso, Juan volvió a levantar su cabeza, mientras ella respiraba a ahorcadas.

—¿Te mantendrás alejada de mi novia? —preguntó amenazante, la rubia lo miró con odio y dio a entender que no —Sigue buceando, entonces.

La volvió a hundir unas veces más y ya Samantha estaba exhausta, lloraba amargamente y sentía los pulmones repletos de agua sucia.

—¿Te mantendrás alejada de mi novia? —preguntó por décima vez, ya aburrido, pero por primera vez observó la desesperación en los ojos verdes.

—Si... Si... si... si —murmuraba una y otra vez con pánico, el castaño sonrió.

—Me alegra —dijo soltándola y dejándola acurrucarse en el piso —Más te vale —le dijo antes de salir con paso seguro, del baño.

Samantha se volvió un ovillo e intentó no llorar, su cabello estaba empapado y seguía tosiendo agua. No lo pudo evitar, volvió el rostro hacia el retrete, pero esta vez para vomitar, hasta allí había llegado el almuerzo. Ella no sabía que iba a hacer, si Guarnizo tenía razón, puede que Abril tampoco la quisiera cerca y alejarse sería hacerle un favor.

Pero maldita sea, Samantha la amaba. Y la amaba mucho, la sola idea de alejarse de ella la volvía loca. Pero no importa cuán enamorada estuviera, ahora había algo nuevo. Tenía miedo, mucho miedo. Cerró los ojos, jurando aún poder escuchar las risas del chico dentro del baño. Al salir, intentó secarse el cabello y fue a su casillero por una muda nueva, en el camino se encontró a Abril junto con Juan. La castaña la miró, preparada para insultarla y pelear con ella, en sus ojos había un brillo divertido. Samantha observó al chico, quien la miraba dándole un guiño y la pálida tembló por el pánico. Abrió rápidamente su casillero y al encontrar sus cosas se fue a toda prisa, mirando hacia el suelo, sin prestarle la acostumbrada atención a la castaña, quien la miró confundida ¿Qué había hecho?

Se encontró con sus amigas en el pasillo y terminó en la casa de Millaray, contándole sus penas, estaba con la cabeza recostada en las piernas de su amiga, llorando. Las dos estaban en la cama, mirando una película, mientras la pelinegra observaba a su amiga con dolor, Juan era un ser desalmado.

—No llores cariño, shhh —le decía acariciándole el cabello y Samantha sollozaba.

—Ahora... No podré acercarme... Igual ella... Ella... Me detesta —decía entre hipidos y Millaray opinaba todo lo contrario.

Últimamente había observado a la castaña y todo lo que Enid demostraba, era lo contrario a lo que Samantha pensaba. Esperaba que sus ideas fueran correctas, ya que no quería ver a su amiga llorar aún más. Decidió distraerla y las dos se abrazaron, mientras veían por segunda vez en esa noche el Titanic. Las dos lloraron durante un buen rato.





Este es uno de los capítulos que más odio la verdad 😔𝟮/?

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Este es uno de los capítulos que más odio la verdad 😔
𝟮/?

❝𝙍𝙞𝙫𝙖𝙡𝙚𝙨❞ ۪ 𖥔 ˑ𝓡𝓲𝓿𝓪𝓻𝓲  ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora