❝𝙍𝙞𝙫𝙖𝙡𝙚𝙨❞ ۪ 𖥔 ˑ𝓡𝓲𝓿𝓪𝓻𝓲 ✧

•»𝟯𝟲«•

—¿Me lo juras? — preguntó por cuarta vez Rocío mientras las cuatro iban al auto de Alexis, estaban de camino a la escuela.

Ayer su madre, después de aquella visita de Abril, había decidido que Samantha ya podía asistir a la escuela. Pero ella no era tonta. Sus padres querían que ella pasara el día con la castaña.

Ya su mamá le había dicho que aprobaba a Abril. Eso la había hecho enrojecer, y más aún cuando pasaron toda la cena hablando sobre su buen gusto y sobre como Abril Garza era un encanto. Pero en estos momentos ella les estaba contando a las chicas sobre la visita inesperada
y el beso que habían compartido en la puerta.

—No bromeo. Ella, con sus propias piernas, vino ayer a mi casa —aseguró sonriendo, llevaba una camiseta blanca y holgada, para que su yeso estuviera cómodo.

—¿Y luego se besaron? —preguntó Millaray sonriente, estaba feliz por su amiga.

—Ella misma fue la que me pidió el beso —dijo muy orgullosa y alzando la barbilla, casi se echó a reír al ver el rostro escandalizado de Rocío.

—Dios mío, esto no es normal —dijo aún con las manos en el volante, sus ojos estaban bien abiertos —Ahora nos dicen ustedes que las dos chicas más divas y crueles del colegio están amables y cursis —dijo refiriéndose a Abril y Victoria.

—Lo que hace el amor —tarareó Christina mientras se recostaba del asiento.

—Espera, habla por Victoria... Abril, ella aun no me ha dicho nada. Puede que sólo esté jugando —dijo Samantha un poco dudosa, aunque algo en su pecho le decía que no era así.

—No pienses eso, Sam —la ánimo Rocío.

—Ella no parece...

—¡Pero saben cómo es ella, podría solo estar pasando por una etapa! —exclamó, ahora un poco alterada.

—Samantha, ella... No creo que sea una etapa —sugirió Millaray, intentando ver como decirle a su amiga lo obvio, pero con tacto.

—¿Y ustedes cómo lo saben?

—¿Estás de joda, verdad? —preguntó Christina, mirando a sus amigas como si fueran idiotas —Es muy obvio lo que le sucede a Abril.

—Pues dale, explica tú porque yo no sé —pidió Samantha, y Rocío asintió con ella.

—Ella está igual o más enamorada que tú, Rivera ¿No te das cuenta? —preguntó, logrado que la pálida abriera los ojos.

—¿Por qué dices eso?¿Enamorada de quién? —preguntó con la voz cortada.

Millaray y Christina se golpearon la frente por tanta lentitud de su amiga.

—Samantha ¿Eres idiota? —insinuó Millaray intentando no darle una cachetada.

—Está enamorada de ti, idiota. Ella muere por ti ¡Es muy obvia al igual que tú! —dijo Christina, soltando un suspiro y Millaray asintió.

Samantha parpadeó y sintió mariposas por todo el estómago ¿Era cierto? Esperaba que fuera así, porque ya se había emocionado.

—¿En... En verdad? —preguntó, balbuceando.

—Por supuesto. Yo me di cuenta hace poco, pero está muy claro que esta igual de boba por ti como tú por ella —dijo Millaray, un poco feliz por la cara de asombro que tenía su amiga.

—¡¿No es broma?! —preguntó Rocío también sorprendida, intentaba no quitar la vista del camino, pero la tentación era grande.

—Para nada — respondió Christina.