❝ soy un tonto por ti, roier❞
Cellbit Lange era el típico chico malo, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el recién transferido de Mexico y qu...
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‒vamos, roier, quisiera presentarte a un amigo mío.‒ hablo el castaño mientras salían del aula. Ciertamente aun sobre pensada su idea de hacerlo, pero no veía algo malo de todos modos.
Ambos fueron dirigiéndose a la cafetería, aunque roier estaba algo inseguro con la idea de conocer a más personas en su primer día de universidad.
‒tal vez parezca un total despistado, pero es muy noble en el fondo de su corazoncito ‒bromeo y el pelinegro dejo de tensarse.
A unos metros de ellos, roier pudo ver solo una cabellera castaña clara con una mecha blanca, tal parece que el chico dormía porque tenía el rostro escondido en sus brazos recostados en la mesa.
‒ ¿acaso está dormido? ‒ le susurro a mariana y este rodó los ojos.
¿Por qué cellbit siempre era así?.
‒ Si, casi siempre tiene flojera ‒fingió simpatía con una leve sonrisa, no iba a decirle que trasnocho en una fiesta absurda ‒Hey, cellbit. Ya despierta ¿has comido algo siquiera?.
‒ mhm, ahora no fastidies. Me duele la cabeza‒ murmuro bajito.
‒ Toma asiento roier. Traeré algo para ambos, yo invito por hoy ‒ sugirió y el castaño no pudo más que sonreírle ampliamente.
"Roier" su mente reacciono.
"3...2...1...".
Cellbit se reincorporó lentamente, si bien su reacción seria hacerlo mucho más rápido, tampoco era como que quisiera que el pelinegro se diera cuenta. Cuando sus miradas se encontraron, roier fue el primero en desviarla, se estaba sintiendo incómodo si ninguno de los dos iba a hablar en ese momento.
"¡Diablos, sí que es bonito!" "Espera no. ¿Qué hago yo pensando en eso?" Cellbit sacudió levemente su cabeza tratando de quitar todos sus pensamientos.
‒ ¿Tú eres Roier de Luque? ‒ actuó desinteresado.
‒ Claramente si, ¿Tú eres el que llego tarde y no supo resolver el ejercicio, verdad?.
Cellbit cambio, juro sentirse el chico más estúpido en toda su corta ida y, algo extrañamente paso... Sus mejillas empezaron a arder y a colorearse de un suave carmín, estaba avergonzado. Por primera vez en su vida se sentía avergonzado frente a alguien y no cualquiera "alguien", sino a Roier de Luque, el chico nuevo e inteligente de su facultad.
‒ ¿Estás bien? ‒ El pelinegro acomodo mejor sus anteojos en el puente de su nariz‒ ¿Tienes fiebre? Estás algo colorado‒ya que estaba sentado al frente, quiso acercarse un poco más a ver el su rostro de cellbit sin nada de cohibición en su sistema.
‒ ¿Eh? No, yo, yo..., nada, creo que uh, hace calor, si es calor.
