༘⋆𝐍𝐈𝐍𝐄𝐓𝐄𝐄𝐍

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Cellbit empezó a sentir un fuerte hincón de dolor en la sien, sumado a que sentía demasiado calor ya precia que se iba a asfixiar

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Cellbit empezó a sentir un fuerte hincón de dolor en la sien, sumado a que sentía demasiado calor ya precia que se iba a asfixiar. Abrió perezosamente los ojos y jamás se esperó encontrarse en tal situación. Mucho menos con roier.

¡¿Qué había pasado?!

Parpadeo varias veces hasta que los recuerdos llegaron a él como una lluvia de estrellas por la noche.

"¡Roier de Luque, me gustas!" "¡Me gustas mucho, maldita sea!"

Mierda.‒susurro demasiado bajito. No podía creer el gran show que había armado estando ebrio. Vergüenza absoluta.

"¡Me gustas mucho!"

Cellbit sintió sus mejillas arder y casi contiene la respiración al notar que el rostro del pelinegro descansaba en su pecho, mientras uno de sus brazos, rodeaban su abdomen, dejándolo cohibido y avergonzado. ¿Qué tanto habían avanzado en la madrugada?

Un momento.

Su cabeza hizo clic al recordar más cosas, sus ojos se abrieron desmesuradamente y el rubor en sus mejillas ascendieron a un nivel más elevado, sintiendo todo si rostro arder.

"¡Lo besé! ¡Dios, bese a Roier!" gritaba mentalmente, aun sin poderlo creer del todo.

Aquel perfecto momento llegó a su mente y agradecía a todos los dioses el no haber olvidado aquello. Cellbit creía que tenía una gran suerte al recordar las cosas que hacia estando ebrio al menos lo que hizo anoche.

El pelinegro empezó a restregar su mejilla sobre el pecho de castaño bicolor, dejando a este totalmente estático. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al pensar en lo bonito que sería despertar todos los días de su vida de esa manera, con roier a su lado y un corto beso de buenos días. Aunque el haberlo besado era sorprendente y maravilloso, Cellbit también se sintió vacío y decepcionado al saber que lo hizo estado ebrio y no en todos sus sentidos activados, ahora que lo analizaba, solo tenía el recuerdo en su mente. Más no podía volver a conectarse con aquellas sensaciones que de seguro roier provocó en él durante el beso.

"Soy un tonto." Se reprochó con total desánimo.

Sin embargo, unos leves ruiditos que provenían de los labios de roier, lo hicieron ponerse en alerta. Solo esperaba que el pelinegro no se molestara con él y lo botara de su habitación.

Dios, el castaño bicolor, se sentía en el lugar correcto y con la persona correcta. Así, en una habitación común, en un día corriente, si era junto a roier, todo podía ser perfecto.

El pelinegro se removió levemente y soltando un suspiro, fue como abrir sus ojos con lentitud, justo en el mismo instante en que cellbit dirigía su mirada hacia él. Las mejillas de roier se colorearon de un tierno tono carmín, no solo por la situación en la que estaban, sino también porque el recuerdo del beso en la madrugada llego a su mente.

𝐒𝐔𝐂𝐊𝐄𝐑 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 ⋆。𖦹°‧★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora