Cellbit trataba de concentrarse en mantener las manos firmes en el manubrio. Pero es que... ¿Cómo lograrlo cuando Roier estaba demasiado cerca de él?
No podía permitirse cometer alguna tontería mientras manejaba en la autopista, por lo que en ese momento se repetía mentalmente una y otra vez no alejara su vista de al frente. La calidez de la cercanía de sus cuerpos y aquellos brazos rodeando su torso lo tenía algo tenso pero a la vez maravillado. Podía acostumbrarse a ellos todos los días desde hoy en adelante. Así, de esa manera, con roier abrazándolo mientras paseaba por la ciudad en su preciada motocicleta.
Suena demasiado perfecto para cellbit y algo podráhacer para cumplir aquello.
‒ ¿De aquí a dónde vamos?‒ cuestiono cellbit una vez que freno la motocicleta en frente a la universidad.
‒Uh, puedes dejarme aquí. No está nada lejos‒respondió, reincorporándose. El castaño se disgustó al sentir que alejo sus brazos de él.
‒No puedo, roier, déjame llevarte hasta la puerta de tu departamento.
‒ ¿seguro? Ya es bastante tarde.
‒eso no me importa, además ya estoy acostumbrado‒ladeo su cabeza para sonreírle.
‒En verdad gracias, eres muy amable.
‒No es necesario que agradezcas, ahora solo acomódate y me indicas por donde es exactamente.
‒Entendido‒ fue esta vez el pelinegro quien mostró su tímida sonrisa.
Luego de un par de minutos y gracias a las indicaciones de roier, el castaño logro llegar hasta lo que sería su edificio. El pelinegro bajo y cellbit decidió hacer lo mismo para quedar a su lado.
‒ ¿Rentas un departamento?‒pregunto fingiendo no saber nada.
‒Uhm, en realidad, no es mío por así decirlo. La universidad se encarga de cubrir los gastos para los estudiantes becados que deciden mayor facilidad de acceso. Yo por ejemplo vengó de México‒ concluyo con una pequeña sonrisa.
Cellbit denoto sorpresa e sus ojos, esta vez sí había olvidado que roier era totalmente poseedor de una beca integral. El imaginar que era totalmente audaz e inteligente lo intimido. ¿Qué tal si lo rechazaba por ser un asco para los estudios? Cellbit deseaba que ese no sea un factor importante.
‒Bueno tengo que entrar ya‒ arrugo su nariz‒ fue un gusto pasar la tarde contigo y los demás, muchas gracias por traerme‒extendió su mano para despedirse cordialmente.
Sin embargo, no se esperó a que cellbit lo halará lentamente hasta recibir un suave beso en su mejilla. Roier abrió desmesuradamente sus ojos y sintió su rostro arder. Jamás había sentido un tacto tan cercano si es que no era de su familia. Cellbit había sido el primero en besarlo en el rostro puesto a que con sus anteriores y pocas amistades se negaba a las muestras de afecto.
Y más aún no pudo entender el fuerte rubor en sus mejillas y la timidez instantánea que lo albergo, eso era algo que no pasaba con él.
Cellbit sonrió ampliamente, formando dos finas líneas con sus ojos y mostrando su blanca dentadura‒te veo mañana duerme bien Roier bonito.
‒Uh sí. Lo mismo para ti. Gracias y... hasta luego‒ se apresuró en decir para luego dar media vuelta y adentrarse rápidamente al edificio.
Cellbit no se movió de su lugar hasta perder al pelinegro de su campo visual. Sonrió una vez más y acaricio lentamente, memorando el pequeño beso que le había robado a roier. Suspiro como tonto enamorado y se sintió totalmente orgulloso de sí mismo.
Contra todos los nervios de su organismo logro hacer algo que para él, fue sumamente especial. Sintió leve adrenalina colarse por su sistema y se movió descontrolado, como si de un absurdo baile estuviera realizando. Tanto así que casi tropieza con su propia moto al resbalar e irse para atrás. Pudo evitar la caída y cuando se encontró estabilizado volvió a negar con la cabeza. Sabía que la gran sonrisa no se la quitaría nadie y más aún al saber la dirección oficial del departamento de roier. Pensaba ofrecerse a llevarlo y traerlo cuando este quisiera. Tenía que hacer méritos por él.
Habían pasado ya tres días, era martes y roier salió con lentitud del edificio. Miro la hora en el reloj de su celular y comprobó que era muy temprano para ir a la universidad, justo como a él le gustaba. No obstante, el sonido de una motocicleta hizo que levantará la vista. Sus facciones mostraron total incredulidad.
¿Qué hacía cellbit Lange ahí?
El castaño bajo de la moto y se acercó a él. Llevaba puesta una chaqueta negra de cuero junto a unos jeans color azul marino, su cabello castaño con su mecha blanca estaba muy bien peinado y denotaba muchos ánimos por la gran sonrisa que mantenía en el rostro. A roier, le pareció muy extraña su presencia ahí.
¿Qué debía hacer?
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𝐒𝐔𝐂𝐊𝐄𝐑 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 ⋆。𖦹°‧★
Romance❝ soy un tonto por ti, roier❞ Cellbit Lange era el típico chico malo, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el recién transferido de Mexico y qu...